martes, 14 de julio de 2015

EL PAPA ESTÁ DANDO LÍNEA


Cuando una personalidad de talla mundial, sea cual sea su cantar, llega a un país o a una región, los medios o las organizaciones relacionadas con el visitante, antes de, van calentando el ambiente: reportajes, notas especiales, comentarios mil, etcétera. Y después de, la estela dejada por dicha personalidad va diluyéndose en medio de abundantes comentarios y referencias de todo tipo.

Con Francisco, el Papa, está ocurriendo algo curioso. Antes de su llegada a esta parte del mundo, hubieron importantes menciones periodísticas, impresas o no, que daban cuenta de tan trascendental hecho. No todos los días llega un Papa por estos lares. Pero conforme el Papa fue mostrando públicamente sus cartas contestatarias al sistema y a los poderes fácticos que se nutren de él, que incluyó un llamado a la acción a los eternos parias de América Latina y el mundo para cambiar el orden vigente, la presencia y el mensaje del máximo líder de la Iglesia Católica, salvo excepciones, fue perdiendo fuerza mediática.

Se destacó lo informativo: la visita aquí o allá, el mensaje general - imposible de soslayarlo- o lo anecdótico: el obsequio al Papa de una crucifico tallado sobre la hoz y el martillo, que en el Perú mereció la crítica del Cardenal Cipriani y de sus seguidores. Pero más allá de eso poco o nada, pese a que lo dicho por Francisco no fue moco de pavo. Desde la derecha un editorial de El Comercio, publicado el pasado 12 de julio nos da luces sobre lo que está pasando. "Las intenciones finales de su discurso son buenas", escribe el editorialista, pero "el rumbo que el Sumo Pontífice supone debe seguirse", continúa el autor del texto, "no es el correcto". Se sabe ya, se lee, como para que no queden dudas de la divergencia, "a donde conducen varios caminos empedrados de buenas intenciones".

En términos concretos. A la derecha peruana como a todas las oligarquías del mundo el mensaje de Francisco, que debe enmarcarse en su Encíclica Alabado Seas - conocida como la Encíclica Verde- le ha sabido a chicharrón de sebo. El cuestionamiento frontal del capitalismo expoliador y depredatorio, como del neoliberalismo vigente, expresado sistemáticamente en la Encíclica mencionada y expuesta popularmente a las masas que se congregaron en Ecuador, Bolivia y Paraguay para escuchar la palabra del Pontífice, no está en el libreto de la derecha continental, acostumbrados casi siempre a los mensajes narcotizadores de los Ciprianis que existen en todo el planeta.

Y la hipocresía de esa derecha continental, como de la peruana queda al descubierto, cuando palabras más o palabras menos, lo dicho por Francisco en esencia lo han dicho y lo siguen diciendo los pueblos que en los últimos tiempos se han alzado a la pelea contra la explotación y opresión del capitalismo, poniendo en práctica - ignorando todavía- esa consigna de ¡no achicarse! ante la injusticia que el Papa ha lanzado en su visita a esta parte del mundo. ¿Cuántos hombres y mujeres del Perú han pagado con sus vidas, con su libertad, con sus empleos, con su salud, con su honor, su osadía de levantarse contra los efectos calamitosos del neoliberalismo, criticados duramente por el Papa? ¿Esos hombres y mujeres no han sido acaso satanizados por esa derecha como antisistema, antimineros o terroristas antimineros, desatándose contra ellos todas las iras y las furias de los poderes fácticos y su Estado? ¿El Estado de emergencia que vive actualmente Islay, con todos sus abusos y atropellos, no es acaso una expresión fáctica de ese odio que suscita la rebeldía de un pueblo por oponerse conscientemente a los planes de expansión de una empresa que se ha valido de un informe trucho para sacar adelante su proyecto minero?

La derecha peruana, salvo el editorial de El Comercio que comentamos, no ha dicho esta boca es mía, a pesar de que la Encíclica papal y el mensaje de Francisco en los países latinoamericanos que acaba de visitar, son francamente subversivos, en tanto y en cuanto pone en cuestión, abiertamente, el orden capitalista establecido. No es casual, en este sentido que su presencia en Sudamérica haya empezado por Ecuador y continuado en Bolivia. Guste o no, en estos países se están desarrollando procesos que bien pueden incluirse en lo que Francisco llama "alternativas creativas" para las realidades económicas y sociales injustas que está criticando.

Finalmente, aceptémoslo, la izquierda ha quedado descolocada con los mensajes y las exhortaciones del Papa. Me refiero a esa izquierda timorata y melindrosa que anda en puntitas de pie para no despertar a los adversarios políticos, ni provocar suspicacias entre quienes considera sus aliados potenciales.  El mensaje anticapitalista de Francisco, su cuestionamiento frontal al neoliberalismo, las críticas y advertencias sobre el colonialismo y su defensa férrea de los millones de hombres y mujeres a los que convoca a la lucha en defensa de sus derechos y de la madre tierra "saqueada, devastada y vejada impunemente" es un excelente ejemplo de lo que debe ser una propuesta de cambio integral, real, de nuestras injustas  realidades. Francisco no es marxista, tampoco es socialista, sea cual sea la variante que este concepto encierre, pero en el verso y en la práctica, está objetivamente a la izquierda de quienes a pesar de autocalificarse como tales, no son sino engranajes del sistema que debe transformarse.

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