martes, 26 de mayo de 2015

PARA MIS AMIGOS TODO, PARA MIS ENEMIGOS LA LEY


Si algún observador avisado del acontecer político peruano examinase la conducta gubernamental para con el prófugo Benavides Lossio y la contrastase con lo actuado en la crisis del valle de Tambo, estoy seguro que en algún momento recordará aquella expresión acuñada por un  mariscal peruano, dos veces gobernante: Para mis amigos todo, para mis enemigos la ley, que pautó su gestión en los años 30 del siglo XX. Los memoriosos saben que me estoy refiriendo al mariscal Oscar R. Benavides, que a sangre y fuego, persiguiendo por igual a apristas y comunistas -después del levantamiento de 1932 en Trujillo- restableció el orden en estricta aplicación de leyes represivas expresamente sancionadas para ahogar la protesta popular; mientras que por otro lado mantenía intactas las columnas sobre la que se sostenía el viejo orden oligárquico y pro imperialista, aunque con un pequeño matiz: la apertura hacia el fascismo italiano y el nazismo alemán, potencias de las que el militar peruano era un  fiel seguidor, como parte de una corriente que en esos años echó raíces en nuestro medio.

A estas alturas del desarrollo de las escandalosas fugas de Martín Belaúnde Lossio, amiguísimo de la pareja presidencial peruana, sólo los ganapanes del oficialismo pueden tragarse el sapo de que esas huidas han sido única y exclusivamente trabajadas por el prófugo. Todo indica, como los analistas independientes señalan, que existe una mano protectora que le está abriendo el camino de la fuga. Primero en el Perú, mediante los pies de plomo con los que se movieron los trámites antes de pedir su detención, facilitando su escape; y posteriormente también en el Perú, ante las mañosas demoras en decidir su destino - preso ya el hombre en Bolivia- sea para conseguir su expulsión o su extradición, y, sancionado ésta, para acelerarla, conforme lo acaba de denunciar el canciller boliviano, jaqueando la versión oficial de sus homólogos peruanos que decían lo contrario.

De la misma forma, el todo para los amigos funciona en el martirizado valle de Tambo, en Arequipa. La Southern, a pesar de sus negros antecedentes en el sur peruano, en Méjico y España, goza de todas las prerrogativas gubernamentales para salirse con las suyas. Por señalar un ejemplo:  El ministro de Ambiente, acaba de decir,  muy autoritariamente  por cierto, que  el estudio de impacto ambiental (EIA) en el que se sostiene el proyecto Tía María es irrevisable. Qué el gobierno, afirma, está abierto al diálogo, pero el EIA no tiene porque someterse a una revisión internacional. Lo dice,  a pesar de que conforme pasan los días aumentan las observaciones técnicas a dicho estudio, la última de las cuales tiene que ver con el uso de las aguas del mar y su procesamiento por una planta desalinizadora, que pondría en riesgo - léase el artículo de Jürgen Schuldt sobre el particular en el diario El Comercio de Lima- la fauna marina y la riqueza hidrobiológica.

Si la pareja presidencial, al igual que la derecha que apoya a rajatabla el proyecto Tía María, se oponen a la revisión del EIA, menos podrá hablarse de un nuevo estudio, como lo reclama el propio Schuldt y otras voces autorizadas, a las que no podría calificarse de "terroristas antimineros".

En contraste con esa conducta, al igual que lo hecho por viejo mariscal Benavides, el gobierno actual se ha esmerado en golpear a las poblaciones de Islay, a las que previamente ninguneó y satanizó para luego descargar sobre ellos el peso represivo de miles de policías y soldados dispuestos a matar, como que han ensangrentado y enlutado el valle; moviendo además sus resortes en otros ámbitos del Estado - incluyendo a la Contraloría- para ahogar las justas demandas de los miles de agricultores que se han levantado en defensa de su vida: el agro y el agua, amenazados por el mencionado proyecto extractivo. El Estado de Emergencia, ha sido la cobertura legal, al amparo de la cual se dispara a diestra y siniestra, se allanan domicilios, se detienen a supuestos "terroristas antimineros" - como los representantes de la Southern califica a los opositores al proyecto de Tía María-, se persigue a otros, mientras que ministros como del interior y de justicia, con sus amenazas y desbocadas imprecaciones, se convierten en otros tantos  operadores del terror estatal.

Sin embargo, la cosa no le esta saliendo redonda al gobierno. En el caso de Belaúnde Lossio, los propios bolivianos y la oposición peruana está desenmascarando el blindaje brindado al prófugo, ahondando la crisis de credibilidad que se ha abierto en este caso; que se hace más lacerante, si vemos el caso de Tía María, cuando se alzan voces como las de Jurgen Schuldt para cuestionar severamente el EIA del proyecto minero y el cierrafilas gubernamental en torno a éste. En tanto que  el grito solidario de  ¡Todos somos valle de Tambo! se hace realidad en el sur peruano y en otros puntos del país, mediante un Paro Macroregional y la convocatoria a movilizaciones para este miércoles 27 y 28 de mayo. Ante las flaquezas de la democracia burguesa, el pueblo está poniendo en práctica su propia democracia, la de las calles, la plebeya, la única vía que le permitirá paralizar la ofensiva  fascistizante del régimen y la derecha ultramontana, trasnochados émulos del mariscal Benavides.


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