RAÚL WIENER
1. Decía Tito Flores Galindo que durante su enfermedad comprendió y sintió el valor de la amistad.
De cómo los amigos existen en las etapas más difíciles y cómo las
discrepancias antiguas pueden revalorarse como formas de acercamiento de
unos con otros. Yo puedo dar testimonio de la verdad de estas palabras,
no una vez, sino tres veces. Y por eso esta reunión, más que
reencuentro conmigo, es un reencuentro con la amistad, el compañerismo y
tiene esa fuerza tremenda de advertir que no estamos solos y que lo que
hoy damos por uno mañana lo daremos por otros.
2. En mayo de 1984 regresé al Perú después de un viaje largo en el que perdí varias veces el contacto con mi familia
y no supe que mi padre cayó súbitamente enfermo y falleció en pocos
días. Cuando lo supe, en el Aeropuerto grité, chillé, lloré hasta donde
pude, y luego en pleno duelo acudí a la redacción del diario El
Observador y me senté en mi máquina a escribir para el día siguiente.
Entonces el poeta Julio Heredia, que trabajaba conmigo, me dijo que era
muy valiente. Yo pensé en ese momento si lo que hacía, lo hacía por
valor, o porque necesitaba hablar y mi forma de hacerlo era con mis
lectores, a los que no les veo la cara, pero que saben que sigo en la
pelea por la columna que aparece cada día.
3. Me ha ocurrido en mis hospitalizaciones, desde el 2012, que
he convertido mi cuarto en sala de redacción y he escrito textos que
hasta a mí me sorprenden por su actualidad
y su filo de debate, como si desde la cama y las conexiones que a uno
le colocan en el cuerpo pudiera tener fuerza para una buena campaña
política. Hasta ahora no me explico cómo pude escribir el libro sobre
Yanacocha, aparte de mencionar el gran esfuerzo de Juan Torres Polo. Las
fechas de redacción y publicación de este trabajo coinciden
dramáticamente con el empeoramiento de mi salud. Y tengo vivo el
recuerdo que una de las primeras cosas que ocurrieron después que salí
de cuidados intensivos, es que apareció Carlos Bedoya trayéndome uno de
los primeros ejemplares del libro impreso.
4. Si quieren agregarle una anécdota más a mi extraña relación
con la escritura les diré que cuando fui llevado a piso después de la
última crisis, pedí los diarios
y no pude leerlos. Reclamé la computadora y el primer día solo pude
escribir, con mucho dolor, dos líneas que tenía en la cabeza. Al día
siguiente alcancé a escribir cuatro líneas y el subsiguiente seis. Al
cuarto día terminé mi primer artículo y re-empecé una racha que hasta
ahora no para. Pero volver a caminar unos pasos para llegar al otro
sillón o al baño, me tomó más de una semana y siempre apoyado en
alguien. A esas alturas una fraterna nota de César Lévano y mi
desaparición de las páginas del diario dieron una señal de alarma. Pero
para aclarar las cosas conté lo que me había pasado en la revista de
Hildebrandt. Y ahora estamos en este reencuentro que en plena crisis se
le ocurrió a Margot Palomino y que me parece la suma de varios milagros.
5. La escritura, el periodismo de investigación, el análisis
político, crean invisibles lazos entre el autor y su público. Eso lo he
vivido en reuniones como estas, presentaciones de libros y aún en mi
propio confinamiento de enfermo en los que aparecen nuevos amigos,
personas que no he visto nunca, pero que me leen y me desean lo bueno de
este mundo. Por eso, una de las que me enorgullece es esa combinación
de los camaradas de siempre o de muchos años, con los que he ganado en
el ejercicio de la prensa en los últimos años. Un señor que se acerca
con un cuaderno donde ha ido pegando día a día mis columnas y que ya lo
ha llenado, desconcierta y plantea la pregunta de si uno está siendo
útil para algo.
6. Soy, como dicen, y como se comprueba en las intervenciones, un
antiguo militante de la izquierda, al que le faltan dos años para contar
50 en la misma causa. Cuando pienso en mi familia ampliada, pienso en
la izquierda en todas sus tendencias, los que están aquí y los que no
han podido venir. Cuando de solidaridad se trata, la izquierda no se
divide, no se cela, defiende a uno de los suyos. Estoy orgulloso de mis
camaradas y de esa fusión que hay esta noche entre militantes nuevos y
veteranos, con personas que sin filiación partidaria han dado valor a
mis mensajes. Quiero decir que los compañeros y compañeras que han hecho
uso de la palabra, y a los que agradezco profundamente, han sido
seleccionados para simbolizarnos a todos. Ya quisiera que todos
hablaran, todos nos abrazáramos y todos diéramos gracias al simple hecho
de poder seguir viviendo. En mi caso particular porque tengo un nieto
muy cerca de nacer y no me hubiera perdonado no poder estrecharlo en mis
brazos como sueño diariamente.
7. Estuve a punto de perder la batalla, pero dentro de los elementos
de fuerza que me mantuvieron en este mundo está el momento difícil, más
bien complejo, que vive nuestro país, los movimientos sociales y la
izquierda. No me refiero solamente a que hay que resolver una política
electoral, superar obstáculos que nos dividen y definir el orden de
prioridades de las alianzas, sino a la convicción de que en esta nos
jugamos, y que no podemos quedarnos impasibles o pasárnosla cubileteando
cuando la amenaza de restauración de lo peor de nuestro pasado, que
está todavía muy cercano, nos amenaza directamente. No es que la
trilogía del mal: Keiko, Alan y PPK, estén llenando el espacio porque
son mejores que nosotros, sino que nosotros casi no existimos y nos
ahogamos en controversias que no comunican nada a los que están fuera de
los círculos cerrados. La experiencia 2006-11 nos ha mostrado un pueblo
por el cambio real y profundo de la sociedad, que requiere que alguien,
en sentido individual y colectivo, se haga cargo de ella.
8. Nos toca enfrentar la maniobra máxima de las derechas extremas, de
conseguir que, luego de haber convertido al caudillo nacionalista en
una carta continuista, manejada por los grandes intereses económicos y
presionado por la gran prensa, ahora concluya como encarnación de un
fracaso supuestamente izquierdista que abre paso a una mayor
derechización. La campaña para hacer que la pareja del poder aparezca
como corrupta y con financiamiento oscuro sirve, si se mira bien, para
que quitemos los ojos de la traición de Humala a sus promesas y al
neoliberalismo galopante de Nadine. Es decir las tareas del 2011 todavía
están pendientes, casi al 100%, por responsabilidad principal del dúo
Humala-Heredia, pero también por lo que nosotros izquierdistas,
progresistas, no hemos hecho para reconstruir la base social del triunfo
electoral, diferenciarnos del gobierno y la derecha a un mismo tiempo y
crear una dinámica hacia el poder.
9. El reto que quisiera lanzar a esta Asamblea es por cierto un
llamado a la unidad contra los tres proyectos reaccionarios que ahora
ocupan el escenario nacional. Pero unidad de toda la izquierda sin
exclusiones y hegemonismos; y de la izquierda con los nacionalistas
disidentes y con los que provenientes de ese sector no temen retomar las
banderas traicionadas de la elección previa; y de todos juntos con las
fuerzas democráticas que resisten el neoautoritarismo, la persistencia
del programa neoliberal en plena crisis (que no llevará a enormes
sacrificios de los más vulnerables) y la corrupción institucionalizada.
Creo que puede haber un programa y una voluntad que una a una mayoría de
peruanos en torno a una alternativa nacional-popular y democrática.
Disculpen que no haya podido callar mi mensaje político, pero es lo que
soñé en mis peores momentos, en que podíamos remontar situaciones
adversas, si teníamos claro el objetivo y empujábamos en la misma
dirección.
10. Vuelvo al título de este texto. Hace diez años, en el otro local
del Colegio Médico, ante una multitud de amigos, grité para que Javier
Diez Canseco volviera con nosotros. No tuvimos éxito. No siempre se gana
en estos casos. No sabía que luego me tocaría asustar a todos, a mi
gente más querida, con una crisis de la que recién empiezo a reponerme.
Pero ya aprendí. A mi edad y con mis antecedentes tengo riesgo de vida.
Pero no me voy a dar por vencido. Mientras pueda seguiré escribiendo,
polemizando y destapando lo que haya que destapar. Es gracias a ustedes
que puedo seguirlo haciendo.
Diario UNO, Lima, 22 de febrero de 2015
Suplemento La Revista, p. 3
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