lunes, 26 de enero de 2015

LA RENUNCIA DE TEJADA


La renuncia de Sergio Tejada al partido de gobierno es un duro golpe al ollantismo, que da cuenta de la magnitud de la crisis interna que se vive en dicha organización, compuesta hoy, en los hechos, de una cúpula conyugal y de un grupete de ganapanes a cada cual más mediocre, habida cuenta que personajes como la señora Espinoza ha tomado también sus distancias del que fuera un colectivo victorioso.

Tejada no es un cuadro cualquiera. Tan importante ha sido que el ollantismo le encargó la presidencia de una comisión crucial como fue la que investigó el gobierno del presidente García. Su alejamiento, gatillado por la ley pulpín y su rechazo multitudinario, hay que verlo sin embargo como el desenlace de una toma de posición frente al abandono por parte del ollantismo de sus propuestas electorales, que poco a poco ha ido desgranándolo internamente y fracturando su relación con el pueblo que apoyó las ideas de cambio y transformación que inicialmente levantó la organización que hoy está en crisis.

Esa renuncia, finalmente, evidencia el poder de la democracia callejera, a la plebeya, que ha descuadrado a la derecha, a su gobierno y a la tecnocracia neoliberal que los apoya y que en el caso del ollantismo ha profundizado su desbande, además de haberlo obligado a mostrar su rostro oculto: el de la represión y el autoritarismo cuartelario.

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