domingo, 25 de enero de 2015

EPITAFIO A UNA LEY


Aquí yace la ley pulpín
Ollanta la promulgó
la juventud la liquidó
 
Lo negarán una y otra vez, pero nunca como ahora, como cuando en las noches de cielo abierto se pueden divisar las constelaciones, en el Perú de la presente coyuntura es posible observar, sin mucho esfuerzo, el movimiento de las clases y de los intereses de clase en torno específicamente de la llamada ley pulpín. El presidente Ollanta, por ejemplo, a nombre de la gran burguesía nucleada en Confiep, de la derecha en su conjunto y de la tecnocracia neoliberal ha convocado para mañana lunes 26 una sesión extraordinaria del congreso para ratificar la cuestionada disposición laboral. Constitucionalmente lo puede hacer, pero políticamente no es sino una maniobra pendenciera, criolla, para salir de una crisis que ha puesto al régimen contra la pared, evidenciando su verdadera naturaleza pro gran burguesa y antidemocrática, mostrando incluso los colmillos autoritarios y represivos propios de una administración policiaca.

Lo dijmos con anterioridad y lo repetimos: la mencionada ley pulpín está liquidada. El congreso, dándole una vez más la espalda al pueblo, puede darle la razón a la pareja presidencial, pero lo que nunca podrá otorgarle es legitimidad. No les interesó obtenerlo desde el momento en que dicho dispositivo, pese a su trascendencia, fue aprobado entre gallos y medianoche, con la sola presencia de los representantes del gran capital y los tecnócratas del MEF, como parte de una estrategia mayor con que el capital quiere salir de los aprietos en los que se halla por su propia responsabilidad, pero cuyos costos, como siempre, descarga sobre los hombros de los trabajadores, de los pueblos, de las juventudes.
 
Justamente son estos jóvenes y la ciudadanía en su conjunto, los que en calles y plazas de las principales ciudades del país han manifestado su rechazo, su repulsa a una disposición que atenta contra la esencia de lo que la OIT llama trabajo y salarios dignos. Al mismo tiempo ha tomado distancia del oportunimo de la vieja y nueva partidocracia derechista que aprobó la ley en el congreso, pero que al ver la reacción popular y con fines meramente electoreros se ha puesto al lado de las juventudes. Desaprueban ahora la ley pulpín porque se le van los ojos en los millones de votos juveniles, pero están de acuerdo con la estrategia pro gran burguesa de conjunto.

Por lo tanto no hay consenso, no hay aprobación del soberano, no hay legitimidad. La ley, políticamente está muerta. Las movilizaciones populares de diciembre y enero la liquidaron.
En ese curso el pueblo se ha colocado al frente de los explotadores de siempre, de su gobierno, de sus partidos; en la lucha está pisando otra vereda, ejercitando su propia democracia, porque la otra, la formal, la constitucionalmente vigente no los toma en cuenta, los ha excluido, al considerarlos como ciudadanos de segunda o tercera, como en los tiempos de la vieja oligarquía.

Es válido por tanto el epitafio con el que abrimos la presente nota.

No hay comentarios:

Publicar un comentario