Ha pasado un cuarto de siglo desde que murió,
pero las leyendas en torno a la figura de Ava Gardner nunca se han
agotado. En Madrid aún se recuerdan sus largas noches de alcohol y
flamenco. Se enumeran amores y amantes, o se evocan las sonoras broncas
que mantuvo con el General Perón cuando eran vecinos. Ava Gardner
adoraba vivir en España porque, según decía, era un país que tenía sus
mismos defectos. Sin embargo, en los más de diez años que pasó entre
nosotros, no solo hubo fiestas y alegría, sino también muchas horas de soledad y grandes dosis de amargura.
El director Isaki Lacuesta sintetizó la estancia de Ava Gardner en
España en La noche que no acaba. Un documental basado en el libro
Beberse la vida, de Marcos Ordóñez, en el que cuenta la huella que dejó
la actriz en lugares como Madrid y Tossa de Mar (Girona), donde rodó la
película Pandora y el holandés errante. Una película que se podrá ver en
el canal TCM el domingo 25 de enero, día en el que se cumplen 25 años
de la muerte de Ava. Una jornada que estará íntegramente dedicada a esta
inolvidable estrella con la emisión de algunas de sus mejores películas
como Forajidos, Mogambo, La noche de la iguana y Cruce de destinos.
Narrado por las actrices Charo López y Ariadna Gil, La noche que no
acaba cuenta, en palabras de Isaki Lacuesta, “lo que sucedió entre un
primer plano de Pandora y el holandés errante y otro de Harem”. Es
decir, entre la primera y la última película que Ava Gardner rodó en
nuestro país. “Es una especie de diálogo entre una Ava joven que llega a
España en los años cuarenta y la Ava mayor que muere cuatro años
después de rodar Harem. Un collage que intenta rastrear la biografía de
Ava Gardner en sus películas de ficción”.
A través del testimonio de amigos que la conocieron, como el
pianista Paco Miranda, el ayudante de dirección Perico Vidal o la actriz
Lucía Bosé, se va hilvanando la vida en España de esta gran estrella de
Hollywood. También aparecen en el film personas que se cruzaron
fugazmente en su vida, como Ana María Chaler, su doble de luces en
Pandora, o Francisco Román, el maître del tablao El duende, que Ava
frecuentaba a menudo. El resultado es un mosaico donde vemos su
apasionada y tormentosa relación con Frank Sinatra, y sus éxitos y
frustraciones cinematográficas, como cuando fue doblada en las canciones
del musical Magnolia. Una película que ilustra certeramente aquellos
versos que el escritor Robert Graves dedicó en una ocasión a Ava
Gardner: “No dormir en toda la noche de puro gozo es algo que se otorga a
pocos pero, al fin, a mí”
El País
22 de enero de 2015
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