Sí, hay que limpiar y bien el barril de las manzanas podridas, como
nos lo sugiere el profesor Dargent - La República, 03-01-15- para acabar
con la corrupción que está carcomiendo el país. A estas alturas sacar
únicamente las manzanas podridas resulta ya limitado. La cuestión está
en cómo lo hacemos y con quienes lo hacemos, habida cuenta que desde los
años 90 ese famoso ¡caiga quien caiga! manejado por los gobiernos de
turno ha terminado convertido en sainete. Aquí radica la
importancia del movimiento juvenil contra la ley pulpín y el bien
ganado respaldo ciudadano del que hoy goza. Hacer sostenible dicho
movimiento, dotarlo de un programa, de una dirección, de un liderazgo,
de una línea organizativa de bases, amplia, plural, realmente
democrática, puede darle una trascendencia excepcional, que enrumbe
justamente hacia la limpieza de todos los barriles podridos existentes
en nuestra sociedad - que no están presentes únicamente en el ámbito de
la corrupción- y que bloquean su desarrollo.
La derecha sabe de esta perspectiva, por ello, ahora todos los focos
mediáticos están concentrados en el escándalo Belaúnde Lossio, para
distraer, confundir, mediatizar, la fuerza del movimiento juvenil. Sin
duda, hay que extraer esa manzana agusanada, pero la chamba va más allá,
es de largo aliento, está en los barriles. No perdamos este horizonte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario