miércoles, 17 de diciembre de 2014

EL GRITO DEL POLITEAMA

"En esta obra de reconstitución i venganza no contemos con los hombres del pasado: los troncos añosos i carcomidos produjeron ya sus flores de aroma deletéreo i sus frutas de sabor amargo. ¡Que vengan árboles nuevos a dar flores nuevas i frutas nuevas! ¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!" (Manuel Gonzáles Prada, Teatro Politeama, Lima, 29 de julio de 1888)

La empresa de El Comercio, el diario decano del país, gran concentrador hoy de los medios de comunicación, en su febril defensa de la ley de explotación de la mano de obra juvenil llega al extremo de tergiversar el mensaje de Manuel Gonzáles Prada en el teatro Politeama para apoyar lo que a los propios ojos de la OIT es una norma antilaboral y proempresarial.

Si bien es cierto - dice el editorial de hoy- que lo óptimo sería optar por una flexibilización general de la normativa laboral, debemos felicitar al gobierno por este primer paso, pues permitirá que miles recuerden la frase de Manuel González Prada: “¡Jóvenes a la obra!”.

La letra y el espíritu de la expresión leída en el Politeama va en sentido contrario de lo afirmado por el editorialista. 

Nada más lejos del maestro Gonzáles Prada que amoldarse a la situación dada a fines del siglo XIX, creada por la propia plutocracia responsable de la derrota ante Chile en la Guerra del Pacífico, culpable también del cercenamiento del nuestro territorio y que desvergonzadamente volvía a ponerse al frente del país en la etapa conocida como el de la reconstrucción económica.


Había que cambiarlo todo, había que transformar el país, reconstituirlo en una palabra. No era una tarea sin duda para esos "troncos traidores y añosos", por eso es que apela a las juventudes, a la niñez, a los nuevos árboles que entregarán al país "flores y frutas nuevas".

Entiéndase sin embargo que el maestro no se lanzaba contra los viejos de edad, no se trataba - como se ha aclarado más de una vez más- de una cruzada contra los adultos. Enfilaba contra esa generación corrompida de propietarios que no fueron capaces de defender la Patria y que luego se pondrían de rodillas ante los invasores implacables que hicieron escarnio del honor nacional.

El Comercio apuesta por la inercia, por la inmovilidad eterna de lo existente, por la adaptación al orden injusto y opresor vigente, que se revela en la ley de labor juvenil ofrendada por los "troncos añosos y carcomidos" de la plutocracia actual en el altar del neoliberalismo. 

La reconstitución del país, su transformación en una realidad donde impere la felicidad, no necesita de ellos, requiere de esos jóvenes, de esos niños, de esos hombres y mujeres con espíritu juvenil, auroral, que a lo largo y ancho del país se están alzando a la pelea en pro de un trabajo y de una vida dignas.

Recordemos, para concluir, estas palabras del maestro Gonzáles Prada: "Cuando la parte más civilizada de una nación se prostituye y se desvigoriza, sube del pueblo una fecunda marejada que todo lo regenera y fortifica"...

¡A convertir el despertar juvenil en un despertar del conjunto de la ciudadanía peruana!

¡No a la tergirversación del grito del Politeama!

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