jueves, 9 de octubre de 2014

CAJAMARCA: NO NOS AGAFEMOS CON EL ÉXITO ELECTORAL

A pesar de estar en el poder, los ricos también lloran, ha escrito mi buen amigo Oscar Díaz para resumir lo que está ocurriendo con la derecha ante su histórica derrota electoral en Cajamarca.

Cierto, esa derecha, particularmente la analfabeta y lumpenesca, daba por hecho que recuperaba las plazas de Lima y Cajamarca. Su victoria en Lima, sin embargo, se ha visto empañada por el revés en la tierra de los caxamarcas, políticamente ha golpeado más, espiritualmente también.

Llega a tanto el desmadre que se ha armado que luego del huayco de adjetivos lanzados contra los electores de Gregorio Santos, y de augurar todos los rayos y centellas del mundo contra tan noble población, ahora se trama abiertamente la respuesta del poder para neutralizar o de ser posible traerse abajo, muy legalmente por cierto,  la victoria cajamarquina.

Para empezar, el presidente Ollanta – golpeado también por el voto cajamarquino -saliendo supuestamente en defensa de la democracia, acaba de exhortar al congreso a adoptar las medidas que correspondan para que las personas “con problemas judiciales” no puedan ser  alcaldes o presidentes regionales.

Formalmente es una propuesta sana, pero bastante tardía. Realmente el misil político tiene un blanco: Cajamarca, y todos aquellos pueblos cuyos líderes se atrevan a alzar la cabeza en defensa de sus representados. Bastará una denuncia fiscal por quítame estas pajas – ya sabemos hacia donde disparan estos señores- para que todos los Goyos del país vayan a dar con sus huesos a la cárcel. Hecha la ley, hecha la trampa: la figura del “problema judicial” está configurada, adiós candidatura.

Por su parte, los grandes empresarios y sus operadores transnacionales no se han quedado quietos después de su domingo 5.

Hay uno que está recomendando a los jóvenes cajamarquinos que ante la falta de inversión privada que se avecina “vayan viendo que región del Perú les gusta para que se muden y puedan buscar empleo”  porque Cajamarca “ya tocó fondo y no se han dado cuenta” (Miguel Palomino). 

Como siempre, miran la realidad con un solo ojo. Como el otro ojo no les funciona o no existe, estos señores, defensores a muerte de la inversión por la inversión, “no se han dado cuenta” que el voto cajamarquino tiene una motivación pétrea: de un lado los múltiples fraudes y abusos cometidos por Yanacocha con el concurso de las autoridades; y en ese mismo sentido la voluntad multitudinaria de invertir ese orden de cosas para buscar la implementación de una estrategia de desarrollo que combine armónica y sostenidamente el empleo de los recursos existentes en esa región.

Cajamarca no es solo minería, ni la dignidad es una mercancía que pueda ofertarse al mejor postor, afirman los cajamarquinos. Lo han dicho en más de una oportunidad.

La pera en dulce, sin embargo está en la propuesta del señor Roberto Abusada. Amparándose en los múltiples casos de derroche y corrupción encontrados en los gobiernos regionales,  está dispuesto a traerse abajo el proceso de descentralización, afianzando el centralismo gran burgués. Su salida es puntual: recortar las funciones de dichos gobiernos para que elEjecutivo pueda hacer y deshacer en las regiones. Y  da la receta para Cajamarca: 

“…los gobiernos regionales y locales no tienen jurisdicción sobre el agua y los recursos del subsuelo, pues estos pertenecen al Estado, de tal manera que una autoridad subnacional que se arrogue derechos sobre tales recursos o que utilice fondos públicos para oponerse o dificultar una actividad debidamente aprobada por el Gobierno Nacional está automáticamente incurriendo en falta o delito que debe ser sancionado por el ente rector correspondiente”.

Abusada, en su propuesta, publicada el pasado 7 de octubre en el diario El Comercio, obvia muy hábilmente toda referencia a las elecciones en Cajamarca, tampoco menciona a Santos. En apariencia está analizando el bosque, pero realmente – no hay que tener 2 dedos de frente para darse cuenta de ello-  le interesa el árbol llamado Cajamarca. Le está guardando las espaldas al extractivismo y a sabiendas de su influencia ideológica y política – en defensa del gran capital- le alcanza a los gobernantes las iniciativas señaladas.

De esta manera, a la bruta, aunque muy legalmente adornada, la ultraderecha busca traerse abajo o mediatizar la victoria electoral cajamarquina. ¿Alguien habló de que en toda democracia los resultados electorales se respetan? Eso es floro para los incautos. En una democracia a la peruana, hipócrita y corrompida, los hecho indican lo contrario. Un dato más, pero muy revelador: Salvo Valentín Paniagua, ningún presidente peruano, desde los 90 para adelante ha respetado sus promesas electorales, incluyendo por supuesto al comandante Humala, el candidato que alentó la consigna de ¡Primero el agua, después el oro! pero que instalado ya –con el voto cajamarquino- en el palacio de Pizarro ignoró olímpicamente lo dicho.

Como dicen en Cajamarca: no nos agafemos (atontemos) con el éxito electoral, la lucha continúa…







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