martes, 2 de septiembre de 2014

NEGOCIOS SON NEGOCIOS

Decíamos en una nota anterior que los grandes ausentes en la crisis gubernamental de estos días han sido las masas populares; no ocurriendo lo mismo, sin embargo, con el gran empresariado,que como bien señala el profesor Francisco Durand se ha visto obligado, forzado por la crisis, a "salir del closet" para defender en vivo y directo sus intereses ante las falencias de sus representantes políticos, incluyendo el humalismo, incapaces hasta de ponerse de acuerdo en defensa de sus patrocinadores.

Hemos visto así a los máximos representantes de la Confiep sacar la cara, una y otra vez, por el ministro Castilla, gran impulsor del nuevo piso del neoliberalismo en el Perú que le está construyendo el humalismo; eminencia gris, además, del último paquetazo merced al cual el gran capital proyecta sortear exitosamente los malos tiempos de la economía, no previstos y mal enfrentados - lo dicen más de un economista independiente- por el todopoderoso amigo de la pareja presidencial, responsabilidad que cualquier en otro país ya le hubiese costado el puesto.

Con partidos como el Apra y el PPC que cargaron con todo contra Castilla, por razones evidentemente electorales - aunque aclarando que no estaban contra el modelo- y una línea humalista de defensa que hacía agua por todos lados, el empresario, a través de la Confiep se vio obligado a intervenir públicamente en el debate, como también a forzar una reunión con la propia señora Jara. La censura del gabinete hubiera golpeado al humalismo, pero asimismo al gran capital que se ha sacado la lotería con el actual gobierno, como bien lo admitió Vargas Llosa en diciembre de 2013 al decir que "los empresarios en el Perú nunca han ganado tanto como ahora".

A confesión de parte, relevo de pruebas...

Con el tema de las AFP ha ocurrido exactamente lo mismo, aunque ahora sean los representantes de la fracción financiera del gran capital los que están presionando para evitar que se promulgue la ley aprobada en el congreso. Los lobbies están en el orden del día, mientras los representantes de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos hacen lo mismo en apoyo al ministro Mayorga, que está con la cabeza al pie de la guillotina por sus relaciones aparentemente nada santas con empresas petroleras que operan en el país.

En la misma línea de las movidas empresariales debe contarse a la gran prensa, cuyo poder mediático fue puesto en tensión para evitar el zafarrancho. El Comercio en primer lugar, quien en un revelador editorial (Cuidado con lo que se pide, del 25 de agosto de 2014) sacó la cara por el gabinete, zarandeado en el congreso, pero muy particularmente por la ministra de Salud a la que defendió a capa y espada por estar impulsando "medidas revolucionarias" en el sector salud.

¿Y cuáles son esas medidas revolucionarias a las que se refiere dicho periódico ultraderechista?

Pues nada más y nada menos que las políticas enfiladas a la privatización del sector que dirige la señora Midori de Habich, que tiene en la reciente licitación de la gestión del Hospital del Niño una cabecera de playa del gran capital, que deberá extenderse a una veintena de nosocomios de Lima y provincias.
Poco le importa al decano de la prensa peruana la hiriente incapacidad de una ministra que no ha podido resolver una huelga médica que a la fecha lleva más de 100 días; como también soslaya su responsabilidad en el abandono de otros grandes problemas de salud como el de la prevención y tratamiento del VIH/Sida.

"No es posible que se diga que somos un país con mayor proyección económica y políticas inclusivas y tengamos serios problemas en el tratamiento y prevención del VIH" reza una carta de las organizaciones comprometidas en la lucha contra ese flagelo.

Más claro ni el agua, negocios son negocios...

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