jueves, 4 de septiembre de 2014

ISABEL ALVAREZ

 Foto: Elbita Vásquez Vargas
Fue un reencuentro grato, netamente sanmarquino. Conocí  a Isabel Alvarez en el Patio de Letras de la Universidad de San Marcos en los años en que los que,a diferencia de los tiempos que corren, las juventudes soñábamos: nos proponíamos por lo menos tocar el cielo con las yemas de los dedos. Isabel era una de las más soñadoras. Guapa y torrencial, firme y coherente, fue siempre una guerrera. Como ahora, en que en medio de ollas y fogones,  no ceja en su empeño de que los peruanos comprendamos  que la cocina es mucho más que mil sabores y olores, todos ellos deliciosos. La cocina, lo ha escrito:“…es una forma de afirmar la vida, la identidad, la democracia, la solidaridady el orgullo de ser y sentirse peruano”.

El Señorío de Sulco es su trinchera de pelea actual. Ante los extranjeros es una embajadora de la cocina peruana, en su más alta expresión; ante los peruanos es una anfitriona y maestra de primera, unos y otros bebiendo de su experiencia y sapiencia, porque como buena cocinera, pero también como investigadora social,  sabe que la cocina bien puede ser enfocada desde la antropología, la historia, la sociología o la lingüística, sin desdeñar ni la economía como tampoco la política.

Basta que se siente  a tu mesa, como ayer lo hizo con nosotros –congregados por  el cumpleaños de mi hermana  Fanny- para que comience a explayarse sobre su mundo: la chicha como bebida nacional, la riqueza de las comidas regionales, la importancia, desde siempre, de las mujeres en la cocina y la preeminencia actual de los varones, el papel de los negros y sus comidas en el enriquecimiento de nuestro acervo gastronómico, la historia de los insumos de la cocina peruana, el significado real para el cocinero de cada uno de los  elementos aparentemente triviales de su ambiente de trabajo: las ollas, el batán, los cucharones, los cuchillos, sus libros  publicados, los que ya entran a la imprenta...

Isabel es inagotable, lo fue  en los inolvidables espacios sanmarquinos, lo es ahora en su nueva  bunker de peruanidad.

Gracias Isabel,  fue una tarde de primera, como para chuparse los dedos…

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