Sí, es Camila Vallejo, la pecadora a los ojos de las mentalidades
pacatas y burguesas. ¿Su pecado? Haber quebrado las clásicos moldes de
lo que supuestamente debe ser la mujer en sociedades como las nuestras:
acríticas, calladas y sumisas. La voz de Camila, que es la misma voz que
la de los desposeídos, la de los condenados de la tierra, la de los
eternamente excluidos, es una de las más importantes de los tiempos que
corren en Chile. Bien por ella, por las mujeres del mundo, por el pueblo
chileno.
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