domingo, 24 de agosto de 2014

UN GABINETE POLÍTICAMENTE MUERTO

A estas alturas del partido, sea cual sea la votación congresal final que obtenga el gabinete de la señora Jara, lo cierto es que esta instancia de poder políticamente ha fenecido.

Postergar la votación para la próxima semana, luego de dos votaciones adversas y un cúmulo de hechos que desnudaron las entrañas de los ministros, debe entenderse como la preparación de una sesión congresal donde seguramente se le colocará el epitafio a ese conglomerado de tecnócratas truchos que llegaron a donde han llegado única y exclusivamente por su vocación de servicio al gran capital y a las transnacionales, sus verdaderos patrones.

Porque si de algo han servido las dos últimas sesiones del congreso es para que cada bancada, desde sus respectivas canteras ideológicas y políticas, como desde sus respectivos intereses, hayan puesto al sol las perfomances reales de los ministros, de quienes no han dejado piedra sobre piedra, incluyendo al todopoderoso ministro de economía.

Poco o nada pudieron hacer los espadachines del oficialismo y sus aliados para contrarrestar el aluvión de denuncias y reclamos. Se enredaron en su propia medrocridad y genuflexión.

Porque cómo se puede proponer una reforma de la salud, si no se ha resuelto la huelga de los médicos que ha sobrepasado los 100 días, mientras arrecia la represión contra las bases que se atreven a movilizarse en defensa de sus derechos.

De la misma manera, no se puede hablar de seguridad ciudadana y defensa de los derechos humanos si al frente de la cartera de interior existe un señor denunciado judicialmente por el alevoso asesinato de un periodista.

Como tampoco se puede hablar seriamente de corregir el rumbo de la economía manteniendo al frente de la cartera a un fundamentalista que además de no haber podido prever las difíciles circunstancias por las que hoy se atraviesa, ha sido sorprendido en relaciones nada santas con el gran capital.

¿Y quien defiende a los trabajadores a quienes se les niega el derecho de elevar sus salarios mínimos; a los trabajadores independientes amenazados por los atracadores de las AFP; a los obreros mineros, maltratados y humillados por los capitalistas chinos que se mueven en nuestro territorio como Pedro en su casa?

Si hay un muerto además ya en franco proceso de descomposición es el ministro de energía y minas cuya cabeza de lobista convicto y confeso ha sido requerido por todas las bancadas.

Podríamos seguir. La propia premier Ana Jara ha quedado por las patas de los caballos:sus promesas a las bancadas se hicieron humo en su exposición del miércoles, sus propios aliados de Perú Posible lo han manifestado.

En este contexto, para tomar aire, lo mejor que podría hacer el comandante Ollanta es licenciar al gabinete Jara o por lo menos a los ministros más zarandeados por la oposición de todos los colores. Ya no cuenta con la cómoda mayoría congresal que le permitió que sus disposiciones se cumplieran sin dudas ni murmuraciones, tan del gusto castrense; hoy, lo dije en mi nota de ayer, asistimos al ocaso del humalismo. Su divorcio con el pueblo también es notorio, tanto que escenas como las que vivió ayer en Chimbote un asustado ministro de trabajo - pescadores artesanales lo sacaron al fresco a viva voz en una reunión pública- van a multiplicarse.

Finalmente, ¿algo se puede decir del debut de la amiguísima presidenta del congreso al frente de las tan movidas sesiones congresales? Creo que lo primero que debería hacer la señora Solórzano es levantar los cargos de plagiaria con las que el Semanario de Hildebrandt abre hoy su edición No 214...

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