domingo, 24 de agosto de 2014

PARA TU LIBRO

Para tu libro, así decía mi viejo cuando quería que asimilara alguna experiencia que la vida me brindaba.

Así les digo a los jóvenes que aspiran a involucrarse en la ciencia y en el arte de la política. Por ejemplo en referencia a las enseñanzas que pueden encontrar en los recientes sucesos del parlamento - la no obtención del voto de investidura por parte del gabinete Jara- que considero deben de tomarse en cuenta.

La primera de ellas es que el humalismo - derrotado en dos elecciones sucesivas- presentó a su gabinete en un contexto desfavorable. La razón fundamental del alejamiento del ex premier Cornejo - su principal asesor fue sorprendido tramando una campaña de desprestigio contra su principal opositor en el congreso: Victor Andrés García Belaúnde- jugaba en contra del voto de investidura. El pretender soslayar el escándalo sin un mea culpa de por medio era jugarse un albur frente a los pares del congresista, que por un elemental espíritu de cuerpo tenían que desarrollar aprensiones que una buena autocrítica podría haberlas debilitado.

En ese sentido creo que para el humalismo no existe la palabra autocrítica; de haberla conocido la señora Jara hubiera mostrado otro talante en su exposición congresal, en especial en el tema económico, sobre todo si se llegaba con el santo de espaldas.

Porque no se puede ir al congreso, en plena desaceleración de la economía y cargarle la responsabilidad únicamente a los factores externos, cuidando la imagen del intocable ministro de economía, a quien corresponde la primera culpa de lo que está ocurriendo, de un lado por aferrarse dogmáticamente a un modelo económico que está haciendo agua en todos lados; y segundo, por no haber podido prever los malos tiempos anunciados desde hace tiempo.

La señora Jara, al igual que presidente Humala en julio, creyó que era suficiente con ahogar en cifras a sus escuchas, lanzar un paquete de planes sacados como conejos de un sombrero de magos y sanseacabó. Las votaciones demostraron que se había equivocado.

Segundo, el humalismo obvió también otro hecho: llegó al congreso con 3 o 4 ministros plomazos, a cada cual más indefendible. En primer lugar, el ministro de economía a cuya responsabilidad como titular del ramo había que agregar la denuncia de lobismo por comunicaciones nada santas en torno a favores que habrían beneficiado al gran capital; en segundo lugar, la ministra de salud,incapaz entre incapaces para resolver la huelga de los médicos que ha sobrepasado los 100 días, con todos los efectos perjudiciales para los más necesitados del país; en tercer lugar, un ministro del interior, denunciado ante el poder judicial por un crimen de lesa humanidad y quien de acuerdo a las más pedestres reglas democráticas debería de bajar al llano para sentarse en el banquillo de los acusados; y en cuarto lugar, un ministro del ambiente, que como la avestruz esconde la cabeza mientras el gobierno, al servicio del capital extractivista, reduce las exigencias de protección al medio ambiente y a las poblaciones nativas.

Tercero, con este pasivo, al que habría que adicionar su manifiesta debilidad: tendencia decreciente en su arraigo de masas, quiebra del partido nacionalista, y pérdida de la mayoría congresal, el gabinete de la señora Jara debió llegar al congreso dispuesto a poner la otra mejilla. Pudo dar un paso atrás para dar luego 2 pasos adelante, pero optó por lo contrario: se dejó ganar por la soberbia, como en sus mejores tiempos, y sin contrición alguna se despachó contra todo y contra todos, llevándose de encuentro las promesas de las conversaciones previas con las bancadas congresales, incluyendo la efectuadas a sus piquichones de siempre: los seguidores del cholo sano y sagrado.

El sello de oro lo puso la propia señora Jara, cuando al final de su exposición, pensando erróneamente que tenía la votación asegurada lanzó algo así como una pechada a sus pares: están a mi favor o están en mi contra,no hay términos medios. Las mayoritarias abstenciones,en las 2 votaciones, demostraron que la señora estaba bastante desubicadita.

Finalmente,para ganar una batalla política, sea cual sea el escenario, se necesitan cuadros políticos. La señora Jara debe ser una buena abogada, o una buena notaria, o si ustedes quieren una buena amiga de la pareja presidencial o una buena patera, como corresponde a una miss simpatía, pero de cuadro político no tiene nada. Ello debió haber delineado la conducta del gabinete y de sus correligionarios congresales en el contexto arriba señalado, previendo todos los posibles escenarios, vacíos, limitaciones, aliados, opositores firmes o quebradizos, salidas concretas, etcétera. Resultado: se lanzó a la piscina sin haber visto si había o no agua. .

En política los resultados son los que cuentan, eso de que "no me voy derrotada" es un mensaje para los niños de pecho. Objetivamente, por dignidad, por amor propio, luego de las 2 votaciones adversas la señora Jara debió ser la primera en renunciar al premierato, igual camino debería haber seguido el conjunto de ministros.

En cuanto a la bancada oficialista, poco hay que decir. En principio me resisto a creer que esos espadachines constituyan una bancada congresal. Les queda muy ancha la investidura,no basta con gritar, repetir el libreto, o salir en defensa ardorosa de la pareja presidencial o del comandante, cada vez que alguien los roza verbalmente. He hablado líneas arriba de la política como ciencia y arte,mejor que se dediquen a otra cosa, ese quehacer no está hecho para los mononeuronales...

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