domingo, 10 de agosto de 2014

POBRE Y CAMPESINA, INDIA Y REBELDE

No seamos hipócritas, no miremos a otro lado, aceptemos una triste realidad: en lo que a justicia social se trata el Perú no ha cambiado; son los amos los que han cambiado, hemos pasado de unas manos a otras.

Lo ocurrido con la señora Máxima Acuña en Cajamarca, así lo demuestra. Un juez, de algún modo hay que llamarlo, ha fallado a favor de la todopoderosa Yanacocha o lo que es lo mismo, a favor de la Newmont Mining Corporation.

Las 30 Has de tierras que ocupaba doña Máxima pasarán ahora a manos de la empresa de oro más grande de esta parte del mundo. La familia entera, así lo ha dispuesto el empleado de Yanacocha, perdón, el juez, podría dar con sus huesos a la cárcel; y por si esto fuera poco tendrán que pagarle a la minera una reparación civil de 5 mil trescientos soles...

Yanacocha, el monstruo minero, nunca ha perdido un juicio en Cajamarca; el litigio con Máxima, a quien acusa de invasora, no podía ser la excepción.

Se cumple así lo que en el Perú ha sido una constante: siempre pierden los pobres por no tener donde caerse muertos; los campesinos, considerados eternamente como la última rueda del coche; los indios, ninguneados por el racismo de los supuestos blancos; los rebeldes que se atreven a alzar la cabeza y enfrentarse a los verdugos.

A Máxima la castigan por pobre y campesina, por india y rebelde.

Ayer, en los tiempos de la vieja oligarquía, era la IPC, la todopoderosa petrolera, o la Cerro de Pasco, gran patrona de la minería - por citar solamente 2 de las múltiples empresas extranjeras que se llevaron hasta el santo y la limosna- las que siempre le ganaban los juicios a los agricultores y campesinos de la costa y sierra central, que incluían persecuciones, torturas, cárcel y muerte.

Pero la historia social peruana también incluye a los barones costeños de la caña y del azúcar y a los gamonales de horca y cuchillo de la sierra, entre los despiadados explotadores y opresores que con el concurso del Estado y sus funcionarios ponían en práctica la vieja expresión: para mis amigos todo, para mis enemigos la ley; o como escribió Galeano: "la justicia es como las serpientes, sólo muerde a los descalzos"...

Por eso es que afirmo, en lo que a justicia social se trata el Perú no ha cambiado nada...

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