miércoles, 13 de agosto de 2014

LAS ROSAS HAY QUE COGERLAS YA

No soy un cinéfilo, pero debo confesar que una de las mejores películas que he visto ha sido La Sociedad de los poetas muertos, con Robin Williams como gran protagonista.

Me gustó por su naturaleza herética, por la incorfomidad que transmitía, por la rebeldía juvenil del mensaje.

Williams funge como el docente motivador de una escuela ultraconservadora donde la tradición, el honor y la disciplina son las mejores justificaciones para reproducir un orden obsoleto.

La vida misma del docente, escudriñada por sus alumnos, es una invitación al ensueño; iconoclasta en las aulas, iconoclasta en la cotidianidad misma.

En un país como el nuestro las juventudes tienen ante si los insumos para ser rebeldes con causa: un orden económico y social injusto de por si y podrido, un país diferente por construir, un futuro por conquistar para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos.

Hay que interiorizar esos insumos, pensar, reflexionar, en torno a ellos, formularse las preguntas que correspondan, y buscar las respuestas acercándonos a la realidad misma hasta dar con la verdad que en un orden conservador como el que vivimos suele ser subversiva...

Atrevámonos a pensar con cabeza propia, rompamos con las verdades absolutas y con las mentiras camufladas como verdades. Huyamos, sí, huyamos, de las fórmulas librescas, estereotipadas, importadas y vetustas. Y como se deduce del carpe diem al que apela Williams en la película no dejemos para mañana lo que podemos hacer ahora porque las rosas hay que cogerlas ya, mientras tengan color, mañana estarán marchitas...

Como decía Whitman: "piensa que en ti está el futuro, y encara la tarea con orgullo y sin miedo".

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