domingo, 10 de agosto de 2014

¿NO HAY LÍDERES?

Cuando se conversa sobre la realidad peruana, su presente y su futuro, uno de los temas recurrentes por la frustración que conlleva es el de la falta de líderes que asuman realmente la responsabilidad de ponerse al frente de las necesidades de nuestros pueblos, de sus aspiraciones de bienestar, justicia y dignidad, de sus sueños de un mundo diferente.

Hay razón para esa frustración. Basta con dar una mirada a nuestro alrededor para darnos cuenta que salvo honrosas excepciones las principales instituciones del país, estatales o no, están colmadas de líderes de pacotilla, de hombres y mujeres cuyo protagonismo se lo deben al compadrazgo, al billete que soltaron para encumbrarse, a los partidos que familiarmente formaron para convertirse en caudillos, a las mafias y a las malas artes que emponzoñan hoy la política criolla.

¡No hay líderes! es la conclusión a la que se suele arribar.

No obstante creo que ha llegado el momento de mirar la realidad con ambos ojos. Si así lo hacemos vamos a descubrir los nuevos rostros que asoman ejerciendo un liuderazgo natural y de masas, lejos, muy lejos, en contra incluso del Perú oficial, rompiendo además, en no pocos casos, la hegemonía machista que suele caracterizar a los liderazgos nacionales, regionales o locales.

En ese sentido destaco la presencia de tres mujeres: Ruth Buendía, Máxima Acuña y Fiorella Nolasco.

La primera es una mujer ashaninka, madre de 5 hijos que desde las profundidades de la amazonía peruana asumió el mando de su pueblo para enfrentarse al extractivismo que quería construir una central hidroeléctrica a costa de la vida y el bienestar de miles de hombres, mujeres y niños que viven en los alrededores de los ríos Ene y Tambo.

Máxima Acuña, es la guardiana de las lagunas cajamarquinas. La omnipotente Yanacocha ha hecho todo lo posible por arrebatarle sus predios en las alturas de Cajamarca. Máxima no da un pie atrás, es la versión femenina de David que pelea contra un Goliat que tiene a su favor todo el aparato estatal y la fuerza del gran capital. La guardiana tiene en sus manos la verdad y la razón y a lo largo de los años de su pelea ha logrado ganarse la adhesión de miles de miles de ciudadanos, en el país y el extranjero.

Finalmente Fiorella Nolasco es una joven chimbotana que perdió a su padre y a su hermano a manos de las bandas criminales que han copado las principales entidades estatales y no estatales en el norte del Perú. Su voz vibrante, su valentía juvenil, su rabia justificada ha generado un gran movimiento social y político contra el crimen organizado. Y si bien todavía no se puede cantar victoria, la joven Fiorella desde ya se ha convertido en un ícono de la justicia social.

Seguramente que en esos casos y otros hay todavía mucha tela que cortar, pero no podemos después de interiorizarnos con las tres situaciones y otras más seguir afirmando que no hay líderes en el país. Acostumbrados como estamos a los pantallazos, a las campañas mediáticas en torno a tal o cual figura o figurón, o al derrumbe de prospectos de líderes con pies de barro, hemos perdido de vista el bosque, la totalidad de la realidad. Si recuperamos la visión de conjunto que planteamos vamos a darnos cara a cara con muchas Máximas, decenas de Ruth y centenares de Fiorellas.

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