domingo, 20 de julio de 2014

MUÑECA Y MUÑEQUEROS

Un economista sanmarquino, que llegó a ser jefe de planificación de su universidad, me dijo un día, al borde la frustración, que "cuando en San Marcos desaparezca la búsqueda de la famosa correlación de fuerzas podrá recién alzar vuelo". Lo decía porque varios de sus proyectos no podían hacerse realidad en la puja por el poder que existía en el seno del Consejo Universitario de entonces, que enfrentaba a las fuerzas progresistas con las conservadoras.

A todas luces en ese órgano de dirección no se manejaba bien la "muñeca", que no es otra cosa que la habilidad política para sumar fuerzas, convenciendo, persuadiendo, demostrando las bondades de la idea, del proyecto, del programa. Sobre la base de estos consensos se trabajan las alianzas, que pueden ser de largo aliento, coyunturales, o episódicas; consensos que se materializan sobre los aspectos que unen, que no hacen desaparecer los disensos, pero que los dejan en un segundo o tercer plano.

Si buscásemos un buen ejemplo de coincidencias de esa naturaleza las tenemos en el histórico Paro Nacional del 19 de julio de 1977, durante la segunda fase de la dictadura militar de entonces. Hasta aproximadamente la mitad de esa década las fuerzas de izquierda que empujaron el paro, habían estado envueltas en mil y una contradicciones. La razón de ellas estribaba en la política a seguir frente a los militares: para algunos había que apoyarlos, o en el mejor de los casos trabajar una alianza con el "ala progresista" de la misma; para otros, había que combatirla sin cuartel para defender el camino independiente del pueblo, desechando así cualquier tipo de ilusión reformista.

Ante la inminencia del Paro Nacional las contradicciones que dividían a las fuerzas políticas pasaron a un segundo plano. Se impuso la "muñeca", para no estar en la retaguardia del movimiento popular que de una manera espontánea u organizada ya se alzaba a la lucha contra la dictadura. Un buen ejemplo de la lucha organizada lo constituyó en Lima el paro de la carretera central, semanas antes del 19 de julio, que puso en acción a miles de obreros, artesanos, pobladores de pueblos jóvenes, trabajadores de mercados, estudiantes, choferes, etcétera.

En los hechos, el pueblo rompía con la dictadura, abría el camino de la lucha democrática y la consigna de ¡Abajo la dictadura militar"! comenzó a tomar fuerza.

2.-

No todos los dirigentes políticos o gremiales tienen la habilidad de sumar, de consensuar, sobre todo si se trata de sacar adelante principios, programas, métodos y prácticas concretas que se ajusten a los acuerdos. En otras palabras no todos tienen el don de poseer una buena "muñeca" en el mejor sentido de la palabra, porque es bueno también saber que hay muñequeros y muñequeros. Los dirigentes del paro nacional y del paro de la carretera central demostraron tener una buena muñeca; pero también hay de los otros, de los que son hábiles para "convencer" apelando a artimañas, presiones, chantajes, coimas, prebendas, es decir a todo lo que encanallado, enmierdado, el arte y la ciencia de la política.

En las llamadas grandes ligas de la política criolla y también en las ligas menores como la universidad y los gremios vamos a encontrar ene ejemplos del envilecimiento de la política. La llamada repartija en el Congreso, el toma y daca, la compra abierta, contante y sonante de conciencias y votos, entre otros "mecanismos", son una demostraciójn palpable de lo que estamos afirmando. En San Marcos recuerdo el caso de un rector que fue elegido pese a la oposición del tercio estudiantil. En menos de quince días, para sorpresa de todos, ese tercio opositor se convirtió en el más férreo defensor de la autoridad de la que había sido su archienemigo.

3.-

¿A qué vienen estas líneas?

Hay varias razones. La primera de ellas es que mañana 19 de julio se cumple un año más del histórico Paro que como hemos dicho puso contra la pared a la dictadura militar; siempre será un hecho que sea cual sea el ángulo desde el que sea examinado brindará excelentes lecciones. Las otras razones tienen que ver con la pobreza de las alianzas trabadas para la candidatura de la señora Villarán al municipio de Lima, que deja lecciones, pero en lo negativo; y finalmente la batalla política que comienza a darse en las universidades del país, que a mi juicio debe ser orientada centralmente a derrotar a las camarillas corruptas y sus clientelas que sin más norte que la recreación de la mediocridad y el llenado de sus bolsillos se auparon sistemáticamente en el gobierno de esos centros de estudios, y que en la actualidad tratan de camuflarse en la implementación de la nueva ley universitaria.

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