jueves, 19 de junio de 2014

RETRATO DE FAMILIA

Pensando en mi padre hurgué el pasado domingo en el desordenado álbum familiar que poseo y me di con la foto que estoy publicando. De izquierda a derecha mi padre, Sebastián Mosquera Pérez, es el muchachón que ocupa el tercer lugar entre los parados, está al lado de sus hermanos, su madre, doña Margarita Pérez, cuñadas y sobrinos. Es un verdadero retrato de familia, tomada hacia fines de los años 30 en la ciudad de Cajamarca, de la que todos son oriundos, y que el fotógrafo ha inmortalizado: de los presentes en la toma solamente uno de los mayores - mi tío Vicente, al lado derecho de mi padre y con casi 90 años encima- sigue recorriendo las calles cajamarquinas, al igual que los chiquillos, mis primos; los demás familiares desde hace un buen tiempo navegan en el mar de la tranquilidad eterna aunque sus imágenes  nos permitan recordarlos tal como ellos quizás anhelaron al posar ante el fotógrafo anónimo.

Para los especialistas, fotografías como la que presento, posibles de ubicar en diferentes ciudades andinas a lo largo de la primera parte del siglo XX, les permite analizar usos y costumbres, diferencias sociales, modas y creencias, etcétera. En mi caso, como  al conjunto de la familia, nos precisa las raíces paternas - las maternas nos llevan hasta Huancavelica por un lado y Tarapacá, en el actual Chile, por otro lado- base fundamental de todo proceso de identidad con  nuestros ancestros, pero asimismo con la tierra que ocupamos, con sus gentes, sus historias, sus culturas, sus cantos y danzas, sus muertos. La peruanidad se sustenta en ello, no en nuestro gusto por el cebiche o por la mazamorra morada, como algunos pretenden...

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