Nuestra solidaridad- palabra que ya no figura en el vocabulario de mucha
gente- con Magaly Solier, nuestra emblemática actriz, agredida ayer por
un degenerado sexual, de los tantos que abundan en Lima que han hecho
de las mujeres el blanco de sus arremetidas y acosos, sin que autoridad
alguna le ponga freno a las embestidas. Lo acontecido a la Solier ha
trascendido incluso las fronteras del país por el peso nacional e
internacional de la actriz, pero asimismo por su firmeza en denunciar la
agresión a todos los vientos para sacudir la conciencia pública,
amoldada a los actos de esa naturaleza, como también para enrostrar a
las autoridades su pasividad ante tamaño problema, que hay que ubicarlo
en el ámbito de la seguridad ciudadana, tan destartalada en los últimos
tiempos.
Magaly ha exhortado a las mujeres a no guardar silencio ante las agresiones y acosos sexuales; y asimismo ha convocado a la ciudadanía a responder solidariamente a esos ataques, a no mantenerse en la pasividad - como ha acontecido en su caso y en otros- para contrarrestar la violencia sexual presente en las calles y plazas, como también en los medios de transporte de todo tipo.
En palabras más directas: la laureada actriz está convocándonos a liquidar esa miseria moral, espiritual, que ha ganado mucho espacio en determinados sectores sociales, y que ha hecho del silencio, la indiferencia y la pasividad las únicas respuestas posibles de encontrar ante sucesos como el ocurrido ayer en un bus del metropolitano
Sumémonos a la campaña de la Solier, quebremos la costra deshumanizadora haciendo de la solidaridad una actitud vital.
Magaly ha exhortado a las mujeres a no guardar silencio ante las agresiones y acosos sexuales; y asimismo ha convocado a la ciudadanía a responder solidariamente a esos ataques, a no mantenerse en la pasividad - como ha acontecido en su caso y en otros- para contrarrestar la violencia sexual presente en las calles y plazas, como también en los medios de transporte de todo tipo.
En palabras más directas: la laureada actriz está convocándonos a liquidar esa miseria moral, espiritual, que ha ganado mucho espacio en determinados sectores sociales, y que ha hecho del silencio, la indiferencia y la pasividad las únicas respuestas posibles de encontrar ante sucesos como el ocurrido ayer en un bus del metropolitano
Sumémonos a la campaña de la Solier, quebremos la costra deshumanizadora haciendo de la solidaridad una actitud vital.
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