En mi chiquititud, como casi todo mi barrio monserratino, fui hincha
del club Alianza Lima. El resto del mundo era del Municipal, un puñado
hinchaba por la U y paro de contar. Corrían los años 50. No había
televisión ni Internet, las radioemisoras la rompían con las
radionovelas como El derecho de nacer, espectáculos humorísticos:
Loquibambia, Escuelita Nocturna y Teresita Arce, y por supuesto que con
el fútbol. Nunca olvidaré las trasmisiones del Sudamericano de 1959, en
Buenos Aíres, en la voz de don Humberto Martínez Morosini, como
¡tampoco escapan a mi memoria los grandes espacios que periódicos como
La Crónica y Última Hora le dedicaban al más popular de los deportes y a
nuestros héroes: los futbolistas, a los que veíamos como seres y carne
de hueso, sin monerías, disfuerzos ni poses de vedette, como sucede
ahora.
¿Por qué era el más popular de los deportes? se
preguntarán algunos. Enrique Congrains, uno de nuestros novelistas de
los años 50 nos da la respuesta en una de sus célebres narraciones:
bastaban cuatro piedras para tener dos arcos y una pelota de trapo o una
lata para tener a la "vedette" en nuestros pies...
Uno de nuestros héroes era don Guillermo Delgado, zaguero central del Alianza, señor de señores en el área chica y a quien por su garra y señorío lo llamaban el León de José Díaz. Era un lunar cholo en un equipo que fue siempre de negros y en el clásico de clásicos del fútbol peruano: Alianza-U, fueron célebres sus duelos con Alberto Terry, la saeta rubia del cuadro de Odriozola, vecino miraflorino de Mario Vargas Llosa. La presencia de ambos en el gramado del José Díaz garantizaban llenos de bandera. Eran los años en que el fútbol era todavía magia.
Hace algunos días desde España - a donde fue a quemar sus últimos cartuchos futboleros- llegó la noticia de la desaparición de don Guillermo. Con él se va uno más de un célebre equipo victoriano donde brillaban con luz propia elementos como Chocolatín Heredia, el cholo Paredes, Féliz Castillo, Guillermo Barbadillo, Vides Mosquera, Huaqui Gómez Sánchez... equipo que en más de una oportunidad fue la base de la selección peruana de fútbol.
Con el León de José Díaz se ha extinguido prácticamente una generación de futbolistas que nos hizo pasar tardes inolvidables, pegados a la radio, siguiendo las incidencias de los partidos, o gritando y saltando - no había el riesgo de que a uno lo maten- en las graderías del viejo Estadio Nacional.
Descanse usted en paz don Guillermo, gracias por haber llenado de alegría mi infancia futbolera.
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