martes, 18 de marzo de 2014

PURO RUIDO

Lo dijimos en nuestro último envío: no había que hacerse ilusiones en torno al desenlace de la crisis política en las alturas. Con la ausencia del pueblo en las calles o con una representación verdaderamente popular minoritaria, a la troika que controla palacio de gobierno le bastó mover sus fichas con mayor cuidado - incluyendo las declaraciones de Mario Vargas Llosa- y un par de morisquetas en relación al tema primera dama, para obtener lo que estaba buscando: el voto de confianza al gabinete Cornejo

En esencia nada ha pasado. Que la señora Nadine sea menos figuretti de lo que actualmente es era un tema secundario, que un sector de la oposición parlamentaria lo volvió una cuestión de estado. Bastó que el primer ministro se paseara por los canales de televisión prometiendo trémulamente, aunque sin mencionar el nombre de la doña, que ya no iban a existir interferencias de ningún tipo en la gestión gubernamental, para que esa oposición comenzara a arrugar antes de la sesión; para luego -con un papel de la Oficina del primer ministro diciendo lo mismo- abdicar en toda la línea.

"Somos hombres de honor, nosotros reclamamos lo que ahora el primer ministro nos está prometiendo", dijo muy orondo el señor Beingolea justificando la reculada.

De la urgencia de revisar y aprobar un aumento del sueldo mínimo vital, nada; de la atención a los reclamos de las regiones, nada; del pare a los intentos de eliminar las evaluaciones de impacto ambiental por parte del extractivismo, nada; de la obligación gubernamental de respetar las consultas previas con los pueblos indígenas, nada... Solamente la fracción parlamentaria de los congresistas Dammert, Mavila y Mendoza mantuvo en alto esas banderas, manteniendo su rechazo al gabinete Cornejo.

En conclusión, más fue el ruido que las nueces. El gobierno del gran capital y de las transnacionales puede estar tranquilo. Con esa oposición que maneja los mismos esquemas conceptuales que el oficialismo no tiene nada que perder, incluyendo por supuesto al aprofujimorismo, que votó en contra ayer no porque esté en las antípodas del raciocinio económico gubernamental sino porque sus intereses mezquinos, particulares, relacionados con sus líderes, no pudieron contrabandearlos.

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