¡Qué buena cortina de humo!
Tilsa por aquí, Tilsa
por allá, Tilsa por acullá...
Conociendo la
cortedad de la imaginación de nuestros políticos, me atrevería a sostener que
ahí hay una mano brasileña. Si se trata de enfriar una crisis que tiene a mal
traer al gobierno, nada mejor -aunque parezca paradójico- que calentar el
ambiente con el morbo de lo prohibido.
Cuentan para ello con
una hermosa calatista que cansada seguramente de desnudarse por afuera, ahora
se está desnudando por adentro.
Montesinos estará
orgulloso de sus alumnos. Ya no existe la salita del SIN, tampoco las maletas
repletas de dólares con las cuales comprar programas televisivos. Pero sigue
existiendo una publicidad que sabe aceitar bien las distracciones masivas.
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