El fujimontesinismo está nuevamente en el centro del debate.
Pero al hablar de él, solamente se centra la atención, por el caso López Meneses, en las hipotéticas redes mafiosas que estarían funcionando en determinados niveles del poder estatal, incluyendo las Fuerzas Armadas y Policiales, y el propio palacio de gobierno.
Se evade así la esfera de la ideológico y lo político, poblados de estiércol desde los 90, por obra precisamente de la pareja satánica que tomó el poder por asalto para satisfacer sus intereses particulares; contando para sí con la anuencia o la complicidad de una gran burguesía a la que llenó de gollerías y privilegios en el marco de la imposición del neoliberalismo.
El viejo Marx, a quien los propios empresarios europeos recurren hoy para entender la crisis del capitalismo, señaló que históricamente éste orden había alumbrado en medio de sangre y lodo. No creo forzar mucho la figura si afirmo que esta nueva etapa de expansión del capitalismo en el Perú que nos ha traido el neoliberalismo, impuesto con la propia transgresión de la democracia burguesa, tiene también mucho de eso.
Bagua es solo un referente. ¿Nos hemos puesto a pensar en cuantas cruces de muertos tienen en su haber los gobiernos que han dirigido el país desde los 90?
El enlodamiento de la política forma parte de ese proceso, le han castrado sus valores intrínsecos y éticos.
Por eso afirmo que el enjuiciamiento al fujimontesinismo no puede reducirse a lo hecho por sus operadores de hoy. Por razones obvias ello no podrá ser obra de la comisión multipartidaria que el congreso deberá formar mañama viernes, debe ser una tarea de todos los que creemos que es posible un nuevo amanecer para el Perú.
Pero al hablar de él, solamente se centra la atención, por el caso López Meneses, en las hipotéticas redes mafiosas que estarían funcionando en determinados niveles del poder estatal, incluyendo las Fuerzas Armadas y Policiales, y el propio palacio de gobierno.
Se evade así la esfera de la ideológico y lo político, poblados de estiércol desde los 90, por obra precisamente de la pareja satánica que tomó el poder por asalto para satisfacer sus intereses particulares; contando para sí con la anuencia o la complicidad de una gran burguesía a la que llenó de gollerías y privilegios en el marco de la imposición del neoliberalismo.
El viejo Marx, a quien los propios empresarios europeos recurren hoy para entender la crisis del capitalismo, señaló que históricamente éste orden había alumbrado en medio de sangre y lodo. No creo forzar mucho la figura si afirmo que esta nueva etapa de expansión del capitalismo en el Perú que nos ha traido el neoliberalismo, impuesto con la propia transgresión de la democracia burguesa, tiene también mucho de eso.
Bagua es solo un referente. ¿Nos hemos puesto a pensar en cuantas cruces de muertos tienen en su haber los gobiernos que han dirigido el país desde los 90?
El enlodamiento de la política forma parte de ese proceso, le han castrado sus valores intrínsecos y éticos.
Por eso afirmo que el enjuiciamiento al fujimontesinismo no puede reducirse a lo hecho por sus operadores de hoy. Por razones obvias ello no podrá ser obra de la comisión multipartidaria que el congreso deberá formar mañama viernes, debe ser una tarea de todos los que creemos que es posible un nuevo amanecer para el Perú.
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