viernes, 6 de diciembre de 2013

EN EL SUELO

 
Desde que el neoliberalismo se impuso en el Perú, hace más de dos décadas, sus promotores, en el gobierno o no, prometieron el oro y el moro para la ciudadanía, en especial para los más pobres. Últimamente incluso, no han faltado los triunfalistas que con bombos y platillos, basados exclusivamente en las cifras macroeeconómicas, anunciaban que ya estábamos por ingresar a las filas de los países... más desarrollados del planeta.

Los resultados del examen PISA sobre el estado de la educación en el Perú, en lo que se refiere matemáticas, ciencia y comprensión de lectura, demuestra fehacientemente que no todo lo que brillaba era oro, que los cantos de sirena del neoliberalismo no eran sino eso: cantos de sirena, que seguimos siendo - mientras las bolsas de los que parten el jamón han engordado- que un miserable país subdesarrollado, donde nuestros alumnos, agobiados por problemas mil, económicos y no económicos, no pueden salir del estado de postración educativa en el que nos encontramos.

Bien vale por ello detenernos un momento y reflexionar, a más de 20 años de imposición de un modelo económico, si éste es realmente el camino que nos llevará al ansiado desarrollo, y si no ha llegado el momento acaso de pensar en otras opciones. En otras latitudes lo están haciendo, la crisis del capitalismo en sus versiones ultraliberales, han forzado la discusión y neutralizado el fundamentalismo. Las otrora verdades absolutas están en cuestión, eso es bueno para el desarrollo del pensamiento, pero es mucho mejor para nutrir las esperanzas de los pueblos que como el peruano, parafraseando a Basadre, sigue esperando que se haga realidad la promesa no cumplida de los libertadores: bienestar y desarrollo.

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