viernes, 6 de diciembre de 2013

ALUMNOS DE VLADIMIRO

 
Se afirma, no sin razón, que si uno quiere captar el humor de la gente o sus preocupaciones coyunturales no tiene sino que treparse a un taxi y hablar con el taxista para percibir hacia donde corre el viento.

Apremiado por la hora y ensimismado en el nada halagador informe sobre la situación educativa peruana, no sin dejar de pensar en si se formaba o no la comisión congresal que investigaría el ...
caso López Meneses - temas del día- abordé ayer un taxi, ganándome, sin querer queriendo, la información más detallada sobre la vida y milagros de Tilsa, la curvilínea calatista que sigue acaparando las primeras planas de los más populares diarios de la capital.

Como seguramente sospecharán, mi intelocutor, el taxista, había resultado ser un fiel seguidor del culebrón que se ha armado sobre los amoríos de la susodicha; cuyo último capítulo está referido a los gastos efectuados por el jugador - nunca mejor empleada esta palabra- para conquistar "el corazón" de la dama, y que en la charla fue cerrado con un siempre ilustrativo: ¡el que quiere celeste, que le cueste! en clara alusión al más de medio palo verde que habría costado esa travesura sentimental.

A un tris de bajarme del taxi, un "hay que cuidarse de las tilsas profesor" cerró el diálogo.

Como ustedes deducirán, esos temas son los que acaparan la atención del populorum. Vladimiro está en la Base Naval del Callao, pero sus alumnos siguen en la pomada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario