martes, 19 de noviembre de 2013

LA PALABRA DEL PRESIDENTE


El presidente Ollanta le debe al país una explicación.

No basta con echar al ministro, a su asesor principal o a los altos mandos policiales implicados en el escándalo López Meneses.

Dada la magnitud de la crisis, que sigue engordando a pesar del sacrificio de los alfiles mencionados, tampoco es suficiente la palabra del señor Abugattás, menos todavía la palabra del nonato primer ministro.

Que hay motivaciones políticas detrás del escándalo, es cierto; pero eso de echar andar la versión de la posibilidad de un golpe militar es poco creible, y si realmente existiesen argumentos para sostener esa hipótesis, la palabra del presidente es más que necesaria.

También resultan limitadas las decisiones de investigar el caso. Es lo normal, lo que debe hacerse siempre, aunque en este caso - dada la precariedad de las instituciones y el peso de la podredumbre moral- los resultados corren el riesgo de ser siempre limitados o distorsionados.

Por eso es que urge la palabra del presidente Ollanta.

Es cierto que hay una crisis de credibilidad en el país, que la propia administración del comandante está en cuestión por la criticada no concordancia entre lo que prometó electoralmente y lo que está haciendo; pero existe todavía una reserva moral que bien puede afirmarse si es que el presidente toma el toro por las astas y cara al país, le informa en vivo y directo qué es lo que realmente ha pasado, y sobre todo cuál es el plan de contingencia para acabar, ahora sí, con la mafia fujimontesinista encaramada en las instituciones estatales

En estos casos no es recomendable el silencio, que trae su propio sonido: el de la ineptitud o el del compromiso. Sobran también los adjetivos, por más estridentes que sean.

Esperamos su palabra señor presidente.

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