Foto: diario16
El señor Juan Carlos Eguren, presidente de la Comisión de Justicia
del Congreso de la República, para respaldar a la señora Chávez en el
cargo de coordinadora de una subcomisión de derechos humanos, ha dicho:
“En
el país tiene que haber pluralismo y tolerancia, y los verdaderos
demócratas tienen que responder a la voluntad popular, la señora
(Martha) Chávez ha sido elegida por la voluntad popular, como dicen la
voz del pueblo es la voz de Dios y hay que escuchar la voz de todos los
lados y no solo de algunos”. (Canal N).
El señor
Eguren, de las filas del PPC está interesamente confundiendo papas con
camotes. Nadie está poniendo en cuestión la elección de la señora Chávez
como congresista. Es indudable que hay un sector del pueblo que por
razones que no vienen al caso votó por ella y por los miembros de la
bancada fujimontesinista; el pluralismo y la tolerancia suponen aceptar
esos resultados, lo hecho, hecho está.
Lo que el
pueblo objeta en las calles es la falta de credenciales democráticas de
la señora, que la inhabilitan para asumir una responsabilidad como la de
la comisión de derechos humanos, donde lo que se requiere es una
identificación total, sin cortapisas, con todas aquellas libertades y
condiciones que el ser humano reivindica para su plena realización. Es
harto conocido que la señora Chávez no cubre ni mínimamente esta
exigencia. Puede estar en cualquier otra comisión congresal, pero
colocarla en un equipo donde se requieren cualidades particulares es una
burla al país, a sus gentes, a los hombres y mujeres que sufrieron en
carne propia los embates violentos del fujimontesinismo.
La
señora Chávez lo sabe perfectamente y el mantenerse en sus trece, como
lo hace, forma parte de una estrategia finamente hilvanada por la
ultraderecha, para desvirtuar, negar o demoler todos los avances que en el terreno de los derechos humanos se han alcanzado; utilizando para sus fines la vocación
conciliadora u oportunista de quienes en el clásico toma y daca de la
política criolla, entregan fácilmente sus votos, a sabiendas que más
temprano que tarde recibirán el vuelto que les corresponde.
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