jueves, 18 de abril de 2013

MÁS ALLÁ DEL SÍ Y DEL NO

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Cuando escribimos estas líneas es casi oficial que la alcaldesa de Lima, doña SusanaVillarán, de Fuerza Social, ha perdido prácticamente a toda su bancada de regidores en el proceso de revocatoria que todavía no concluye; estando inclusoa un tris de darse el  inusitado caso de que la burgomaestre tenga  que recurrir al PPC para que cuatro de sus accesitarios completen los cupos que formalmente le corresponden a Fuerza Social.

Lo dicho sigue alimentando la controversia: ¿victoria o derrota de la alcaldesa y de las fuerzas que la apoyaron en ese proceso de revocatoria que por primera vez se
efectuó en Lima? 

A mi juicio tenemos que hablar de victoria, parcial, limitada, precaria, pero victoria al fin y al cabo. Lo digo, para empezar, porque los resultados de la consulta a la vecindad limeña, además de haber impedido el derrocamiento de la alcaldesa Villarán, se trajo abajo la intentona de los mafiosos revocadores de tomar por asalto la municipalidad de Lima, removido quizá el principalobstáculo que lo impedía: la propia señora Susana, que con la consigna ¡nohe robado ni he dejado robar! puso el dedo en la gran llaga de lacorrupción.

La Villarán,recuérdese, antes de acceder al municipio capitalino fue blanco de una despiadada campaña de la ultraderecha que trató por todos los medios,incluyendo los vedados, de impedir su llegada al sillón municipal. Ella, antes y después, ha simbolizado – para la caverna- la presencia de una izquierda, sea cual sea su matiz,  a la que solamente por ser tal hay que cerrarle el paso para cualquier posicionamiento legal a la que pretenda llegar.  En la campaña por la defenestración de la alcaldesa volvió a aflorar  en los revocadores y sus partidos todo e lodio  maccarthista y antediluviano de esa ultraderecha, que se desparramó desde los medios controlados por esos sectores y también desde campañas subterráneas en barrios, calles y plazas de la gran capital.

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Pese a ello la señora Villarán sigue al frente del municipio limeño, el vecindario votó mayoritariamente por ella, dándole una segunda oportunidad, a pesar de la campaña de mentiras, acusaciones sin sentido, insultos, etcétera, que desplegaron los revocadores haciendo uso de los métodos fujimontesinistas  de los años 90, como bien los calificó  Julio Cotler, distinguido profesor universitario.

El éxito, sin embargo, debe también debe serevaluado desde las características que alcanzó la gran batalla por Lima que alineó en un mismo frente a todas las fuerzas democráticas y progresistas de la capital: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, estudiantes, empresarios,ambulantes, transportistas, obreros, artistas, que en torno al ¡No! lograronconstituir, vía sus organizaciones sociales y políticas, una gran muralla contra las aspiraciones de la caverna; frente en los hechos al que se incorporaron partidos como el PPC o Perú Posible, que desde sus propias estrategias electorales e identidades, y su compromiso con la institucionalidad municipal se la jugaron por la victoria del ¡No!.

Un ¡No! que ratificó que la democracia, en el Perú, a diferencia de lo que usualmente se cree, siempre ha sido ampliada y defendida por el pueblo en lucha. En este caso movilizándose para defender el voto popular que había llevado a la señora Susana al municipio, contra las clases y sectores formalmente democráticos, pero antidemocráticos en esencia como lo son la ultraderecha y sus partidos,que aprovechando cazurramente las incongruencias de un mecanismo electoral – el de la revocatoria-  buscó desde el inicio del mandato de la alcaldesa negar ese voto. Los memoriosos recordarán que en enero del 2011, después de la primera sesión del Concejo limeño, los capitostes de Solidaridad plantearon la revocatoria como alternativa para sus propósitos.¿La razón? El Concejo en esa sesión había aprobado investigar el caso Comunicore, que dejaba mal parado al jefe máximo de Solidaridad.

En ese sentido es importante consignar que como nunca antes había ocurrido, las banderas de la decencia, de la ética, de la lucha contra la corrupción, levantadas por los partidarios del ¡No! adquirieron luces propias en la gran confrontación capitalina, que se hicieron mucho más resplandecientes cuando en las filas del Sí, sus rostros y sus mentores partidarios: el Apra, Solidaridad y el fujimontesinismo, se fueron develando sus verdaderas intenciones, que no eran otras que las de entrar a saco al municipio limeño, incapaces incluso de diseñar su propuesta municipal de recambio como quedó claro en el frustrado debate electoral organizado por la máxima autoridad electoral.

Si no lograron sus propósitos, ¿cómo calificar este hecho sino como un  revés, una derrota para los patrocinadores de la revocatoria,  cuyos antecedentes,desde el ámbito de la honestidad y la honradez no son precisamente lo mejor de la vidriera?

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Pero como en política nunca hay cadáveres aunque si muchos muertos vivientes debemos estar seguros que la campaña contra la alcaldesa continuará, incluso desde laspropias filas del PPC -aliados en esta victoria- en tanto que en el propio partido del patriarca Bedoya Reyes existen quienes se resisten a cohabitar conquienes ni ideológica ni políticamente comulgan con sus maneras de ver el mundo, el país y Lima.  Los más pesimistas hablan ya de que la derecha ha pasado a controlar el municipio limeño, aunque también desde el otro lado,  triunfalistamente y con un raciocinio estrictamente electoral se ha lanzado a la regidora Marisa Glave -gran puntal en el éxito de la alcaldesa- como candidata para los comicios municipales del año 2014.

Que la derecha, a través del PPC, se ha posicionado mejor en el municipio limeño es algo que no admite dudas, pero de aquí a considerar como ineluctable la abdicación de las fuerzas de izquierda ante ese realidad me parece apresurado.Se soslaya el rol que la propia alcaldesa, corrigiendo en los hechos sus errores, debe jugar en la gestión municipal, como también se subestima la capacidad fiscalizadora de los regidores que reemplazarían a los concejalesposiblemente revocados. Pero sobre todo se ningunea la fuerza de los sectores populares que habiendo votado por el No, e incluso por el Sí, están dispuestos,desde la calle a exigir el cumplimiento de la palabra empeñada: atención a sus reivindicaciones vecinales más sentidas, en la que debe seguir combinándose una política de construcciones que se oriente a servir a las poblaciones más necesitadas de la capital, con programas que alienten el desarrollo educativo,cultural, artístico y deportivo de esos sectores. En los tiempos actuales la democracia tiene también esta última connotación, como bien lo expresa esa reivindicación mural que se lee en algunas calles de la ciudad de Trujillo: ¡Nohay ciudad sin poesía!

Afirmo por ello que la gran batalla por Lima no ha terminado, se ha vivido una gran confrontación cuyo desenlace arroja una victoria limitada; quedan por delante sin embargo otros lances, mayores o menores, a través de los cuales las fuerzas de avanzada deberán cimentar lo alcanzado en términos electorales. Para una izquierda lamentablemente divorciada ahora de las inquietudes de las masaspopulares se han abierto varias puertas de acceso al corazón y a la conciencia de esas masas. Más allá del Sí y del No, y de los propios escenariosmunicipales, hay responsabilidades históricas que no se pueden soslayar, con mayor razón en un contexto donde el gobierno nacional, para frustración del pueblo que votó por él,  ha reducido su programa de la gran transformación a una mediocre gestión por la inclusión social.

Lima, marzo de 2013

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