Se afirma, no sin razón, que en el Perú no hay
un recambio generacional de líderes políticos; algunos, incluso, que
apostaron por los nuevos rostros que aparecieron en el congreso, han
tenido que retroceder: nuevas caras, pero con las mismos vicios de los
mercaderes de la política tradicional.
¿Donde está la salida? La tenemos
frente a nosotros, en nuestras propias narices. En los últimos tiempos,
conforme el presidente Ollanta abandonaba sus postulados originales,
miles de desencantados jóvenes se sumaban a las múltiples protestas
populares en defensa de sus intereses más sentidos. Es más, en estos
momentos, en Lima, son los jóvenes también los que se están
constituyendo en la columna vertebral de la lucha por el ¡NO A LA
REVOCATORIA DE LA ALCALDESA DE LIMA!
Los convoca la transparencia del
mensaje, las razones de quienes lideran la batalla contra la
revocatoria, los principios y valores matinales que se han alzado en la
pelea. Esto gusta a los jóvenes, siempre listos a ponerle pasión y
alegría a las rebeldías por causas justas.
En esas multitudes
juveniles, de hombres y mujeres, pueden estar los futuros dirigentes del
país, los nuevos hombres que tanto estamos esperando. Todo depende que
le pongamos futuro al movimiento, que no nos extraviemos en las contingencias de una sola batalla...
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