La batalla política alrededor de la
revocatoria o no de la alcaldesa de Lima, va arrojando resultados
positivos para el campo de quienes pelean hoy contra esa defenestración.
La alcaldesa, los partidos políticos, movimientos o ciudadanos comunes y
corrientes que la secundan han logrado, esto es lo valioso, relacionar
en los hechos ética con política.
Para un país donde los principios y
valores han sido prácticamente arrojados
al rincón de las ánimas, centrar el debate en torno a palabras como
decencia, verdad, honestidad, probidad, honradez...constituye un aporte
central al desarrollo del quehacer político en el país; y en el caso
concreto de la revocatoria, un verdadero parteaaguas entre quienes están
por la continuación del mandato de la señora Villarán y quienes están
en contra.
En este sentido la ciudadanía está observando que en lo que
se refiere a ética y moral, los promotores de la revocatoria tienen muy
poco o nada que ofrecer. Las manchas y manchones de sus hojas de vida -
algunos preferirían llamarlos prontuarios- demuestran cuan fructífero
fue para ellos, desde un punto de vista personal, el ejercicio del poder...
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