¡DERROTAR AL FASCISMO!
A través de sendos comunicados de la Universidad Católica, publicados en los diarios de la capital, el Perú ha tomado conocimiento del acuerdo trascendental de la Asamblea Universitaria de dicho centro de estudios, de reafirmar su autonomía frente a la intentona del cardenal Cìpriani y los sectores más retardatarios de la Iglesia Católica de tomar por asalto, ideológica y políticamente a la universidad particular más importante del país.
El acuerdo se veía venir. En los días previos a la sesión de la Asamblea, efectuada el pasado 23 de los corrientes, alumnos y exlumnos, profesores y trabajadores de la citada universidad se habían pronunciado en el mismo sentido. Nadie quiere que el Cardenal se salga con la suya, la autonomía la están defendiendo con los dientes, no siendo pocos los sectores que prefieren "ser autónomos antes que pontificios", en una clarísima toma de posición frente a la alta jerarquía de la Iglesia Católica.
Esa gran batalla, sin embargo, pareciera reducirse a los directamente involucrados en el tema, vale decir a los diferentes estamentos de la Universidad, sin subestimar las opiniones críticas contra el Cardenal adoptada por algunos diarios y columnistas. Las universidades peruanas en su conjunto, y sus componentes, incluyendo a los estudiantes, pareciera que no quisieran comerse ese pleito, aparentemente por no sentirse afectados por la confrontación. La realidad, sin embargo, si las cosas las analizamos integralmente, no se dan así, porque objetivamente estamos frente al intento más serio y coherente de los sectores ultrarreaccionarios del país, con Cipriani a la cabeza, por posicionarse en un espacio que ellos consideran estratégico para alcanzar sus fines oscurantistas.
La Universidad Católica es hoy por hoy un centro irradiador de ideas de progreso renovación y tolerancia. Por ejemplo, en el campo de las ciencias sociales, el derecho, las humanidades - sin desmerecer aportes de otros centros superiores de estudios- la Católica es un referente fundamental para quienes buscan conocer a fondo nuestra realidad económica y social. Sus entregas editoriales, el protagonismo académico de sus docentes, las inquietudes en el campo de la investigación y del debate universitario - al que pueden acceder gentes de todas las canteras- demuestran una calidad y excelencia inobjetables y un compromiso social de primera línea.
No es obra de la casualidad que distinguidos docentes de la Católica - peyorativamente denominados caviares- estén hoy ocupando cargos de primerísima importancia en el gobierno del presidente Ollanta. Políticamente se podría discrepar con ellos, pero su concurso en la administración gubernamental revelan las enormes potencialidades de la universidad peruana - de la católica en este caso concreto- para hacer realidad lo que teóricamente suele acariciarse en las aulas universitarias.
El cardenal Cipriani, por su parte, se ha convertido en el portaestandarte de una corriente que al interior de la Iglesia Católica ha hecho trizas todo mensaje innovador. Lo que importa hoy es el dogma primario, la fe ciega antes que el raciocinio, el espíritu de cruzado antes que la tolerancia, presentándose así, en el campo político, en una santa alianza con los sectores económicos y sociales más ultraconservadores y antidemocráticos del país. Cipriani, a nombre del Opus Dei, no ha parpadeado incluso para utilizar el púlpito como tribuna de su prédica, como lo hiciera en su último enfrentamiento con Vargas Llosa.
En este contexto hay que ubicar su desembozado fujimorismo en los años de gloria del caco y asesino, que lo llevaron a callar en todos los idiomas ante las matanzas que se producían en Ayacucho en los tiempos aciagos de la guerra interna; silencio que se extendió a las esterilizaciones forzadas y en masa que sufrieron miles de miles de campesinas. Si alguien dudara de sus posiciones antidiluvianas que repase sus pareceres frente a sentidas reivindicaciones como el aborto terapeútico, la píldora del día siguiente, el divorcio, la homosexualidad, y su cerrada oposición a la construcción del Museo de la Memoria por considerarlo "no cristiano", a pesar que las mentes más lúcidas del país lo consideran como una vía hacia la reconciliación nacional.
No resulta extraño por ello que para Mario Vargas Llosa el cardenal Cipriani represente "la peor tradición de la Iglesia, la autoritaria y oscurantista, la del Index, Torquemada, la Inquisición y las parrillas para el hereje y el apóstata". En términos simples: el fascismo con sotana.
Esos sectores, con sotana o sin ella, fueron derrotados en las últimas elecciones presidenciales, pero están activos, en movimiento, dispuestos a seguir dando batalla en todos los planos. Menguar la presencia del presidente Humala es uno de sus propósitos, por eso es que observamos la fiereza mediática con la que se tratan los errores o limitaciones de la actual administración gubernamental; pero tan o más importante que ello es capturar la Universidad Católica para mediatizarla primero y convertirla luego en todo lo contrario de lo que es ahora. Por eso es que se mueven dentro y fuera del país, utilizando todos los espacios con los que cuentan, en especial los medios de comunicación afines a sus ideas.
Finalmente, con todo lo importante que pueda ser el acuerdo de la Asamblea Universitaria de la Católica, las batallas decisivas todavía no se han dado y en este terreno hay un flanco débil: se piensa, lo observamos así, que son suficientes las declaraciones, los pronunciamientos o las escuestas favorables. Al fascismo hay que derrotarlo en las calles, ganándose la adhesión de todo el pueblo, en la práctica y en el espíritu de los estudiantes chilenos que le están dando un ejemplo al mundo del cómo, organizadamente y con objetivos claros, se pueden ganar posiciones y arrinconar al adversario. Si hay debilidades, éstas se superarán en la pelea, si no hay líderes, ellos surgirán en la batalla.
RAJOY EN ESPAÑA SACRIFICA A TODO UN PUEBLO POR LA CRISIS ECONOMICA, SIN EMBARGO LA IGLESIA CATOLICA ESPAÑOLA SIGUE RECIBIENDO GRANDES CANTIDADES DE DINERO DEL ESTADO O SEA IGUAL QUE EN EL PERU YA LO DENUNCIO JAIME BAYLE Y ALAN GARCIA Y COFRADIA SE HICIERON A LOS TONTOS...SOMOS LA VERGUENZA DEL MUNDO ENTERO, QUE PENA PERU.
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