sábado, 24 de septiembre de 2011



LA FAMILIA HUMALA



La ultraderecha peruana, que no le pierde la pisada al presidente Humala, acaba de dar nuevamente muestra de los niveles a los que pueden llegar sus desvaríos. La familia presidencial es ahora el blanco: qué porqué viaja Nadine y sus hijos con el primer mandatario, que si viaja con la plata del fisco o con la suya, que la señora está buscando protagonismo porque quiere ser candidata para el 2016, que ella es la que le sopla las respuestas...


La caverna y su prensa, sin embargo, pasan por alto un hecho que en un país como el Perú, atravesado por la crisis del matrimonio como institución, es fundamental: la necesidad de encontrar -al más alto nivel del ejercicio gubernamental- referentes públicos de la trascendencia de la unidad conyugal, y de su estabilidad.


Si hacemos memoria desde los años 80 del siglo pasado los ambientes del palacio de gobierno son testigos mudos de las crisis matrimoniales de los mandatarios que sucesivamente la han habitado, y que con mayor o menor estrépito fueron la comidilla de los medios de información, con los ejemplos en lo negativo que esos escándalos y escandaletes han provocado.


Evidentemente que la crisis del matrimonio en el Perú no se explica desde esos desencuentros conyugales de los mandatarios peruanos, pero no se puede objetar que esas malas referencias tienen algún nivel de impacto en el imaginario popular; o si se quiere no contribuyen en nada a recuperar los espacios perdidos por la institución del matrimonio.


Es en este contexto donde hay que ubicar la experiencia matrimonial del presidente Humala, y la buena imagen que difunde una familia que a diferencia de otras parejas presidenciales se esmeran en mostrar públicamente sus afectos mutuos, sus responsabilidades de padres en la educación de sus hijos, que no se han visto afectadas en lo fundamental por las altas funciones que Humala y Nadine hoy cumplen.


Como vemos, a la ultraderecha nada de eso le interesa. Se pierde - en su afán de mellar la imagen del presidente y su consorte- en dar vueltas en torno a lo accesorio y circunstancial.

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