martes, 24 de mayo de 2011



¡A LA YUGULAR!

Me piden una opinión sobre el debate entre los equipos técnicos de Ollanta y Keiko, la doy sobre la marcha y sin anestesia. El colectivo ollantista ganó lejos, pero por puntos, en 10 asaltos, pero pudo ganar por KO si no le hubieran perdonado la vida a sus antagonistas.

En otras palabras, la docencia y la decencia se impusieron a un equipo que si nos guiamos por los antecedentes de sus integrantes, por si mismo ya era impresentable. Poner a Chlimper o a la Maraví, como antagonistas de Iguiñiz, Jimenez o Burneo fue un abuso, por la falta de autoridad moral de ambos. El primero, por haber sido un ministro de la dictadura y creer en la ley del revólver para enfrentar a los "malnacidos" en huelga (http://youtu.be/vuldtrGv_1g); y la segunda, por haber sido brazo derecho de Montesinos en la defensa del estado fujimontesinista por las justas acusaciones de violación de los derechos humanos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Por eso es que el pasado, para el fujimontesinismo, es como el agua para los gatos, huyen despavoridos. "Hay que mirar el futuro", dicen, porque en la evaluación de ese pasado pierden. Hizo bien Burneo en recordar - cuando la Maraví le reventaba cuetes a la dictadura- que todos los ministros de economía del hoy sentenciado Fujimori, se han sentado en el banquillo de los acusados en el Palacio de Justicia, no faltando quienes han dado con sus huesos, no precisamente por su honestidad en las cárceles. Para muestra, un botón: El primerito, el que anunció el shock de agosto de 1990, (Hurtado Miller) está hoy con reclusión domiciliaria luego de haber vivido 10 años en la clandestinidad escapando de la justicia.

Me gustó también Jimenez en aquello de que los fujimontesinistas sólo saben conjugar el verbo disparar y el verbo robar- fue un cross de izquierda a Chlimper, porque de derecha no podía ser- pero después se olvidó de ponerle más sal y pimienta al debate, volvió a primar la adustez del docente.

Es que un debate político no es un té de señoras. Es una confrontación de ideas, propuestas, proyectos, etcétera, en el que los antagonistas además de mostrar sapiencia, racionalidad, coherencia y pasión, tienen que mostrar un buen manejo del idioma, y además, -esto es muy importante- un manejo hábil de la mordacidad, los giros verbales, las interjecciones, los recursos histriónicos... debiendo estar prestos a aprovechar todas las debilidades conceptuales, éticas anímicas, del contendiente.

¿Ello significa que se deben quebrar las reglas de juego concensuadas para el debate? No, en el marco de ellas todo es posible siempre y cuando no se caiga en la grosería, tampoco en la chabacanería.

Por eso es que creo que el debate del pasado domingo ha sido como un ver, donde los fujimontesinistas que ya no tienen más libreto, han mostrado blancos por todos lados y que no los quieren abordar: corrupción, violentamiento de los derechos humanos, esterilizaciones forzadas, clientelismo, inexistencia de programas sociales... frente a los cuales Ollanta Humala, el próximo domingo, bien puede hacer tiro al blanco ante cada uno de ellos; pero eso significa que debe ir al debate pensando en que desde el saque debe pasar a la ofensiva, para ganar por KO, sin darle respiro al adversario, como se dice criollamente: ¡saltar a la yugular! ese es el camino.

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