MECHITA,
TÚ BIEN SABES...

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Mechita eres linda
tus ojos,
tus ojos me fascinan
tu boca,
tu boquita divina
quisiera,
quisiera yo besar

Ignoro quien fue la musa, aunque se sabe que fue chilena, la que inspiró a Manuel, chato Raygada (1904-1971) para componer un vals tan acaramelado como Mechita, cuyas primeras líneas acabo de citar, pero de lo que si estoy seguro es que sea quien sea esa dulcinea, la letra le cae de perilla a la flamante candidata del APRA a la Presidencia de la República, la superchurrísima Mercedes Aráoz, a quien gracias a sus encantos, le bastaría - como dice su admirador Heduardo- mostrarse con un polo mojadito en todos los mítines para capturar por lo menos toda la votación masculina del Perú y sus alrededores. Por eso, antes que criticar a don Alan García hay que felicitarlo por su buen gusto para escoger a sus candidatos, mejor dicho a sus candidatas, con las cuales encandilar a los electores, en tiempos tan marketeros como los que vivimos en los que ya no importan las ideas ni el programa, pero si el rostro, la sonrisa vendedora, o como en el caso de la Mechita "de mis ensueños", una esplendorosa anatomía, que como bien dijo Javier Valle Riestra la podrían convertir, además de... en potencial candidata para un reinado de belleza.

El APRA, mejor dicho el Presidente García, sabe lo que hace. A él, como a toda la derecha, lo que menos le interesan son las discusiones programáticas, lo acabamos de ver en las últimas elecciones municipales y regionales. Lo que quiere es un tractor que arrastre votos para con ellos lograr que el APRA alcance una buena votación en las elecciones generales, que le permita disponer de una bancada parlamentaria aceptable, que blinde al voluminoso mandatario ante cualquier contingencia, pero que al mismo tiempo le allane el camino a sus intenciones de volver en el 2016 a Palacio de Gobierno.

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Desde otro plano, la presencia de la Aráoz como candidata del APRA le da en la yema del gusto a la derecha peruana, a las transnacionales y a los organismos financieros internacionales, a los que el viejo partido fundado por Haya de la Torre ha servido tan diligentemente en los últimos años, continuando con la obra del fujimontesinismo y el toledismo. En ese mismo sentido, satisface los intereses de la tecnocracia internacional - de la que forma parte la flamante candidata- que desde dentro o fuera de los Ministerios económicos capturados a lo largo de estos últimos 20 años, le inyectaron vida al neoliberalismo en el Perú, a sus políticas excluyentes, a sus verdades absolutas, a su fundamentalismo de mercado, que el Presidente García en su reconversión ideológica resumió en sus escritos sobre el perro del hortelano, el ideario del alanismo, el aprismo de los días que vivimos.

Si empleáramos el lenguaje de los enólogos diríamos que la fórmula Meche-APRA constituye un buen maridaje para los propósitos de la caverna de mantener la vigencia del neoliberalismo como modelo del desarrollo del país y referente ideológico fundamental en todos los planos del manejo gubernamental. Presidenta o no, pero con una bancada fiel al credo del gran capital y un equipo de tecnócratas de primera como soporte -al que le da igual chana que juana si el pensamiento guía es el mismo- la Aráoz habría cumplido con creces su rol político, agigantando su presencia personal en un medio donde los principales dirigentes políticos están pidiendo su jubilación a gritos, mientras las mujeres amplían su protagonismo en los espacios antes ocupados por los varones.

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Sin embargo, la guapa Meche no la tendrá fácil. Carga con el pasivo de un gobierno - al que sirvió en diferentes Ministerios- que puede mostrar al mundo cifras macroeeconómicas en azul, mientras busca ocultar el rojo de los indicadores sociales. Pero también tiene su propio calvario: su responsabilidad política en los sucesos de Bagua donde murieron 34 personas, que en más de una oportunidad se la enrostrado el Premier de ese entonces, Yehude Simon, quien en las últimas horas se ha encargado también de revelar el acendrado personalismo de la doña y su supuesta falta de capacidad para gobernar.

Otros la han señalado como la "candidata de los ricos", cargo que la ex Ministra ha tratado de desvirtuar escudándose en sus orígenes clasemedieros, pero que en honor a la verdad ella soslayó a la hora de su defensa a muerte de las asimetrías de los tratados de libre comercio suscritos con países como Estados Unidos de Norteamérica; y que también olvidó cuando desde el propio gobierno se beneficiaba una y otra vez a los grupos de poder económico, mientras se postergaba para las calendas griegas las reivindicaciones de los sectores a los que en el papel, por su extracción social que hoy recuerda, debió defender.