Don Javier Diez Canseco, reconocido líder de
la izquierda peruana y congresista de la República, batallando
actualmente contra el cáncer, está recibiendo una serie de homenajes y
reconocimientos a su ejemplar vida política. Nos sumamos a esos
homenajes, adicionando algunos elementos de juicio que explican su
meritoria conducta pública.
Diez Canseco integra una generación de
jóvenes que en los años 70, a lo largo y
ancho del territorio, deseosos de cambiar el país y el mundo, se
entregaron a la política viva, actuante, combativa, en el seno de las
masas explotadas del país. La política de café, el dilentatismo estéril,
la proclama estentórea pero infecunda, fue sustituida por el accionar
directo de esas pléyades juveniles que desde diferentes vertientes
sociales abandonaron profesiones, estudios, comodidades hogareñas, para
conjuntamente con el pueblo tratar de hacer realidad sus sueños de
transformación.
El ascenso político de las masas populares en esos años
de lucha, el ascenso de la izquierda como alternativa política,
superando sus años de ostracismo y marginalidad, el levantamiento de las
banderas del socialismo como salida de fondo para los dramas del país,
el arrinconamiento de la dictadura militar (1968-1980) y su posterior
regreso a los cuarteles, etcétera, etcétera, no se explican sin la
presencia de esa generación de soñadores de la que Javier forma parte.
Bueno es recordar todo ello en las circunstancias actuales en el que la
izquierda trata de levantar vuelo. Creo por ello que el mejor homenaje
que se le puede brindar a Javier es no olvidar esas lecciones de entrega
y dedicación de las que él fue un actor directo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario