Desde inicios de la campaña revocatoria en
Lima, he sido muy cuidadoso en separar a los capitostes ultraderechistas
y mafiosos que están promoviendo el derrocamiento de la señora Villarán
y sus regidores del municipio limeño, de los ciudadanos que impactados
desde un comienzo por esa guerra, o por sufrir en carne propia los
errores o limitaciones de la gestión municipal se sumaron confiadamente a
las filas del Sí.
A pocos días del
17-M, vale la pena que estos ciudadanos se hagan tres preguntas: ¿Vale
la pena seguir apoyando al Sí cuando han quedado al descubierto las
verdaderas intenciones de los patrocinadores y operadores de esa opción,
que nada tiene que ver con un programa de fortalecimiento de Lima como
ciudad y de sus vecinos? ¿No le estaré haciendo el juego a estos
revocadores que no han sido capaces ni siquiera de entrar a un debate
civilizado de ideas y propuestas en torno a Lima? ¿ Si la alcaldesa,
reconociendo sus errores está rectificándolos no de palabra sino en los
hechos, no debemos darle una segunda oportunidad?
Creo que el futuro de
Lima y de los millones de limeños que la habitamos bien se merecen la
formulación de esas interrogantes...
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