Fue un ridículo mayúsculo, nunca antes visto
en el quehacer político limeño. Me refiero primero a la ausencia de los
representantes del Sí en el debate organizado por el Jurado Nacional de
Elecciones; pero también a la fuga de la única vocera que se animó a
leer su intervención en la primera parte del debate.
Algunos hablan de
una estrategia trazada por los revocadores, yo prefiero sostener una monumental
falta de argumentos, ostensible en la campaña que han venido
sosteniendo, cargada de acusaciones, mentiras, medias verdades... pero
nunca de razones. Lima ha contemplado así, a todo color, la indigencia
de los aventureros que dinamizados por intereses subalternos quieren
traerse abajo la administración municipal de la señora Villarán.
No
pasemos por alto, sin embargo, que los que esta noche han hecho el
ridículo no son sino los operadores de los dueños del circo - para
emplear los términos del señor Mulder- que tras bambalinas, con todo su
poder económico, político e ideológico, son los que vienen sosteniendo
la guerra contra la ciudad de Lima.
La ultraderecha, mañosa y cazurra,
sabe que esta noche ha perdido valiosos puntos, pero es consciente que
todavía tiene un margen de maniobra al que en los próximos pretenderá
sacarle el máximo provecho. Depende ahora de los estrategas del No,
hacer del papelón del Sí, una palanca más en la pelea por impedir la
defenestración de la alcaldesa y sus regidores.
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