A menos de 30 días del día de la consulta para
revocar o no a la alcaldesa de Lima, los analistas se preguntan: ¿Les
alcanzará el tiempo a los promotores del No para revertir
definitivamente la ventaja que todavía mantienen los auspiciadores del
Sí, o, si se quiere, para romper el empate técnico entre ambas fuerzas? A
mi juicio, si nos apoyamos en la tendencia de ascenso del ¡No! y sobre
todo si nos fijamos en las
características del momento de la confrontación, la respuesta tiene que
ser positiva.
En otros términos, el ascenso del ¡No! y el descenso del
¡Sí! se está dando en un momento especial: son los tiempos en caliente,
como lo puede ser un paro, una huelga, una movilización, que son las
circunstancias en las que mejor puede prender una idea, una consigna,
una propuesta. Mejor todavía si los promotores del Sí han agotado toda
su artillería: mentiras, tergiversaciones, acusaciones disparatadas, en
tanto que sus rostros han sido flor de un solo día. Marco Tulio es un
atado de nervios, la señora Cabanillas ha vuelto a sus cuarteles de
invierno, el señor Mulder está buscando bronca por otro lado, la señora
Vilchez se ha ahogado en su propia falta de autoridad moral-no ha
devuelto el dinero malhabido en el congreso- mientras que el señor
Castañeda con la cruz de Comunicore sobre sus hombros poco es lo que
puede hacer...y podemos seguir.
No sucede lo mismo en las filas del
¡No! Bajo el paraguas de su escalada en las preferencias de la
ciudadanía limeña tienen ahora, como diría un narrador deportivo, "todo
el tiempo que les da la vida" para consolidar lo ganado y entrar a ganar
en aquellos espacios donde la dudas todavía predominen. Repito: las
tensiones del momento les son favorables, en estos contextos, las masas
asimilan con mayor rapidez los mensajes positivos...
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