Curiosidades de la vida. Justo cuando se están cumpliendo 53 años de la captura y ajusticiamiento, a lo bestia, del Che Guevara en Bolivia, un compatriota suyo, el papa Francisco, a quien coloquialmente podemos llamar Che Francisco, remece los mentideros de las oligarquías burguesas, con una Enclíclica que por su espíritu duramente crítico les debe saber a chicharrón de sebo.
Nada más lejos de nosotros el pretender meter en un mismo saco a ambos compatriotas. Pero nadie negará que a pesar de que uno y otros corren por cuerdas separadas, es objetivo que el Che, por su lado, y a su manera se enfrentó primero en Cuba y después en Bolivia a una realidad capitalista tan injusta y opresiva como la que actualmente se vive a nivel planetario, pretendiendo cambiarla. A 53 años de la muerte del Che, esa realidad no solamente se ha ahondado y extendido bajo nuevas envolturas, ahora, bajo el impacto de la pandemia del coronavirus, está mostrando sus purulencias por todos lados.
Guevara, con un puñado de cubanos, peruanos y bolivianos se alzó en armas contra el capitalismo. Francisco, desde su magisterio religioso, resumiendo y enriqueciendo ideas y declaraciones anteriores, se ha puesto de pie también contra el capitalismo de nuestros días: el neoliberalismo,
Ante la pandemia, el capitalismo ha fracasado, ha dicho che Francisco; pero también ha manifestado, con la mirada en el futuro, que no hay que seguir cayendo en el dogma de la fe neoliberal; agregando que ese pensamiento solamente atiende el llamado de las finanzas, y nunca ha puesto al hombre y su dignidad en el centro del quehacer económico y social; indicando asimismo que no todo se resuelve con la libertad de mercado.
Con esa mirada, cae por su propio peso que el pontífice convoque al mundo a no caer en la fiebre consumista; a repensar los estilos de vida vigentes, la organización de las sociedades, las relaciones humanas establecidas, y hasta el sentido de nuestra existencia.
El Che Guevara no tenía ambages en señalar que su propuesta de fondo era el socialismo. Por ese norte peleó en Cuba, por ese sueño, entregó la vida en Bolivia. Aunque los sectores más retardatarios del mundo lo califiquen de comunista o rojo, che Francisco no nos dice lo mismo. ¿Qué tipo de sociedad nos plantea entonces? El cardenal Pedro Barreto - contra quien se ha desatado una campaña liquidadora en la región central del país- propuso hace algunas semanas que el ideal es un modelo "humano e integral", contrapuesto al neoliberal, que no tiene "ni rostro ni corazón".
Esta convocatoria de Francisco no ha merecido mayor atención en el país. Las razones son obvias, un papa como Francisco, o un cardenal como Pedro Barreto no son bien acogidos en el seno de quienes gobiernan este país, que son los mismos, ideológica y políticamente hablando, que hace tres décadas impusieron a sangre y fuego las reglas del capitalismo neoliberal, criticados por la máxima autoridad de la iglesia católica.
Pero si bien no hay ni habrá eco de las palabras de che Francisco en esos espacios sociales, sí los debe haber en los ámbitos populares y de las fuerzas políticas que apuestan por la transformación de este país. No estamos frente a un Cipriani, como tampoco estamos ante una iglesia que en décadas pasadas callaba o bendecía los crímenes de las clases dominantes nativas y sus gobernantes de turno.
Salta a la vista que estamos frente a una iglesia, y un Pontífice que no le da la espalda a la realidad, lo que desde ya es altamente positivo; pero con un valor agregado: que ante esa realidad toma una posición, y se acerca a las masas para que la hagan suya, aprovechando los vasos comunicantes que tienen con su feligresía. En este sentido, la Encíclica "Todos Hermanos", estamos seguros no será pasto de las polillas de algún gavetero.
Posición política, señalemos, netamente diferenciada de la que practican en el Perú las sectas evangélicas, conservadoras y reaccionarias, que como ha ocurrido en Estados Unidos de Norteamérica, Colombia o Brasil, se han posicionado en espacios claves de los aparatos estatales y sociales para mantener inconmovibles las reglas de juego establecidas por el capitalismo explotador y opresivo, del que se han convertido en sus operadores ideológicos y políticos.
Pienso por ello que la Encíclica papal anotada, debe ser un material de lectura y reflexión para católicos y no católicos, y de acercamientos e interacción entre todos los sectores que ante la dramática realidad que nos envuelve, aspiren a un cambio totalizador.
Puente Piedra, octubre de 2020
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