Las
crisis políticas, por los remesones que ocasionan, pueden mostrarnos no
solamente estallidos, reagrupamientos sociales o individuales, también
nos permiten observar conductas personales que en tiempos de calma
chicha pasan inadvertidas. Es así como en las últimas horas hemos sido
testigos de arrebatos, exabruptos, desplantes, amenazas... o de
simplemente ratificación de actitudes ya conocidas entre quienes tienen
la manija de la política oficial; sin obviar temperamentos aparentemente
distendidos, como los del presidente Vizcarra, que a más de uno lo ha
sacado del cuadro.
GOLOSINA DE LA TIERRA
Me refiero - y por aquí empiezo- a lo que algunos han llamado transgresión del sacrosanto protocolo oficial durante la parada cívico-militar de Fiestas Patrias. Vizcarra, como se sabe, por un momentó dejó a sus acartonados invitados para ir a saborear, al lado de su familia, lo que a todas luces era una golosina seguramente moqueguana. El congresista Violeta - que ya no se acuerda cuando rompía a patadas las puertas de San Marcos- lanzó el grito al cielo, pidiendo - muy enojado - que ante semejante desplante presidencial el flamante presidente del Congreso - el mismo que dice que las mujeres se relajan en las peluquerías- abandone el palco oficial como respuesta a tamaño desatino. Nadie le hizo caso.
No sé donde habrá nacido ese Violeta. Lo que si puedo dar fe es que para un provinciano como Vizcarra, comerse un dulce, una golosina, un potaje de la santa tierra, es tremendamente satisfactorio, sobre todo si se saborea al lado de la familia. En medio de las sacudidas de la crisis, donde el malo de la película es el mandatario, comerse esa golosina debió haber sido muy relajante, como para mandar al diablo los besamanos y las hpocresías procolares.
LA TECNÓCRATA
Hasta que la señora Aráoz se animó a hablar, pero no dijo nada nuevo. Se equivocaron quienes esperaban respuestas heroicas de la ahora congresista. Es que obviaron la hoja de vida de Mechita: una tecnócrata a carta cabal, pragmática hasta el tuétano, para quien - como lo estamparon los chinos hace un buen tiempo- no interesa el color del gato, lo que importa es que atrape ratones.
La Aráoz forma parte de esa tecnocracia neoliberal, que con Fujimori y Montesinos, se posicionaron, desde los años 90, en el aparato estatal; y del cual no se desprenden hasta el presente. Es más, con PPK, tomando distancia de los políticos, y buscando reemplazarlos, han pasado a asumir posiciones de mando político, dejando atrás las bambalinas a cuyo amparo laboraban.
Los canallas, los que impiden que las nuevas reformas neoliberales se materialicen, son los políticos clásicos, las crisis son de su absoluta responsabilidad, con el orden establecido, con el modelo económico impuesto no pasa nada, todo debe eguir su curso. En sus últimas declaraciones, Mechita no deja pie a dudas: "La crisis es responsabilidad de los políticos del Ejecutivo y del Legislativo" ha dicho. Como la crisis que desencadenó la matanza de Bagua - durante el segundo gobierno de García, donde fue ministra- hay que achacársela a los pueblos amazónicos, a los ciudadanos de segunda y tercera, en la visión despectiva y humillante del desaparecido gobernante.
Si las condiciones dan para que la señora Aráoz sustituya al presidente Vizcarra -lógicamente que en hombros del fujiaprismo- ella no se hará bolas. En sus declaraciones, en ningún momento, da por cerrada esa posibilidad, la deja abierta. "Depende, depende de las circunstancias", ha dicho. El capital neoliberal tiene en la señora a una buena carta. Y donde manda el capital...
CALICHINES Y TIBURONES
El congresista Sheput - como hubiera dicho mi buen amigo Mario Cóndor- es un caso. La quiere pintar de sano y sagrado, como se computaba su jefe Toledo. Él tiene la razón y nadie más que él, los demás "son calichines", como lo son - lo ha dicho- los que hoy están en el ejecutivo. Lamentablemente para este tiburonazo esos "calichines" - ¡quién es ese Vizcarra para adelantar las elecciones! ha gritado otro de la camada de Sheput- se han salido del clásico libreto, y dentro de los linderos de la endiosada Constitución del 93, los están haciendo bailar a su ritmo.
Mientras el pueblo no salga de su marasmo, dispuesto a poner la agenda de la crisis, las pautas las están señalando los "calichines", que ya en situaciones anteriores, y aupándose justamente en el movimiento de las masas populares, han descolocado a los tiburonazos. Las trastabilladas de éstos, sus realineamientos últimos, dentro y fuera del establo congresal no han sido obra de la casualidad ni del Espíritu Santo. Fue porque los "calichines" la achuntaron, consciente o incionscientemente, Claro está, insisto, teniendo como telón de fondo, la indignación popular expresada en calles y plazas, y que es la que ahora se requiere.
GOLOSINA DE LA TIERRA
Me refiero - y por aquí empiezo- a lo que algunos han llamado transgresión del sacrosanto protocolo oficial durante la parada cívico-militar de Fiestas Patrias. Vizcarra, como se sabe, por un momentó dejó a sus acartonados invitados para ir a saborear, al lado de su familia, lo que a todas luces era una golosina seguramente moqueguana. El congresista Violeta - que ya no se acuerda cuando rompía a patadas las puertas de San Marcos- lanzó el grito al cielo, pidiendo - muy enojado - que ante semejante desplante presidencial el flamante presidente del Congreso - el mismo que dice que las mujeres se relajan en las peluquerías- abandone el palco oficial como respuesta a tamaño desatino. Nadie le hizo caso.
No sé donde habrá nacido ese Violeta. Lo que si puedo dar fe es que para un provinciano como Vizcarra, comerse un dulce, una golosina, un potaje de la santa tierra, es tremendamente satisfactorio, sobre todo si se saborea al lado de la familia. En medio de las sacudidas de la crisis, donde el malo de la película es el mandatario, comerse esa golosina debió haber sido muy relajante, como para mandar al diablo los besamanos y las hpocresías procolares.
LA TECNÓCRATA
Hasta que la señora Aráoz se animó a hablar, pero no dijo nada nuevo. Se equivocaron quienes esperaban respuestas heroicas de la ahora congresista. Es que obviaron la hoja de vida de Mechita: una tecnócrata a carta cabal, pragmática hasta el tuétano, para quien - como lo estamparon los chinos hace un buen tiempo- no interesa el color del gato, lo que importa es que atrape ratones.
La Aráoz forma parte de esa tecnocracia neoliberal, que con Fujimori y Montesinos, se posicionaron, desde los años 90, en el aparato estatal; y del cual no se desprenden hasta el presente. Es más, con PPK, tomando distancia de los políticos, y buscando reemplazarlos, han pasado a asumir posiciones de mando político, dejando atrás las bambalinas a cuyo amparo laboraban.
Los canallas, los que impiden que las nuevas reformas neoliberales se materialicen, son los políticos clásicos, las crisis son de su absoluta responsabilidad, con el orden establecido, con el modelo económico impuesto no pasa nada, todo debe eguir su curso. En sus últimas declaraciones, Mechita no deja pie a dudas: "La crisis es responsabilidad de los políticos del Ejecutivo y del Legislativo" ha dicho. Como la crisis que desencadenó la matanza de Bagua - durante el segundo gobierno de García, donde fue ministra- hay que achacársela a los pueblos amazónicos, a los ciudadanos de segunda y tercera, en la visión despectiva y humillante del desaparecido gobernante.
Si las condiciones dan para que la señora Aráoz sustituya al presidente Vizcarra -lógicamente que en hombros del fujiaprismo- ella no se hará bolas. En sus declaraciones, en ningún momento, da por cerrada esa posibilidad, la deja abierta. "Depende, depende de las circunstancias", ha dicho. El capital neoliberal tiene en la señora a una buena carta. Y donde manda el capital...
CALICHINES Y TIBURONES
El congresista Sheput - como hubiera dicho mi buen amigo Mario Cóndor- es un caso. La quiere pintar de sano y sagrado, como se computaba su jefe Toledo. Él tiene la razón y nadie más que él, los demás "son calichines", como lo son - lo ha dicho- los que hoy están en el ejecutivo. Lamentablemente para este tiburonazo esos "calichines" - ¡quién es ese Vizcarra para adelantar las elecciones! ha gritado otro de la camada de Sheput- se han salido del clásico libreto, y dentro de los linderos de la endiosada Constitución del 93, los están haciendo bailar a su ritmo.
Mientras el pueblo no salga de su marasmo, dispuesto a poner la agenda de la crisis, las pautas las están señalando los "calichines", que ya en situaciones anteriores, y aupándose justamente en el movimiento de las masas populares, han descolocado a los tiburonazos. Las trastabilladas de éstos, sus realineamientos últimos, dentro y fuera del establo congresal no han sido obra de la casualidad ni del Espíritu Santo. Fue porque los "calichines" la achuntaron, consciente o incionscientemente, Claro está, insisto, teniendo como telón de fondo, la indignación popular expresada en calles y plazas, y que es la que ahora se requiere.
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