Como los personajes de Rulfo- se están celebrando 100 años de su
nacimiento en el mero México- los ministros Vizcarra y Basombrío
caminan, hablan, escuchan, gesticulan, alzan la voz, recuerdan...pero
están muertos... Hablan en vano, seguramente para querubines y
serafines, porque nadie les hace caso, así tengan razón. Ni sus propios
compañeros de ruta, los ppkausas, tienen la convicción de dar fe de sus
existencias porque los están viendo como cadáveres insepultos. Las
plañideras piuranas hubieran hecho un
mejor papel en la interpelación a Vizcarra. Saben que hace rato que la
emperatriz les bajó el dedo a ambos ministros, como a otros también, si
es que el indulto al ladrón y asesino de la Diroes no se hace realidad,
salida que aunque parezca mentira es compartida por algunos seguidores
del propio PPK. Esos compañeros de ruta, al igual que el mismo gringo,
son incapaces de pelear, ni siquiera en defensa propia. Políticamente no
han nacido para ello. Desde su emergencia, el liberalismo nativo
siempre ha sido muy exultante en el manejo de la economía, pero en otros
terrenos, como el político, nunca ha dejado de mostrar su espinazo roto
a la hora de lidiar con conservadores y reaccionarios de todo color,
propios y extraños.
Mientras siga vigente esa manera de pensar y actuar, que es algo así
como aceptar -lo decía un personaje de Rulfo-: "...No se puede contra lo
que no se puede", la lista de ministros-cadáveres seguirá creciendo...
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