Ese tal Bienvenido, que abusando de su cargo de congresista naranja se
permitió decir que la lectura y el estudio nos llevan como por un tubo a
ser víctimas del temible Alzheimer, debería ser empapelado. El Colegio
Médico -el susodicho afirma ser galeno- debería de oficio nomás abrirle
un proceso, para que le explique a sus pares los fundamentos de su
atrevida aseveración, que deja por los suelos a los médicos peruanos.
Asimismo, algún congresista debería denunciarlo - a pesar
de que sería como arar en el desierto- a la Comisión de Ética del
congreso. Lo sostenido por el tal Bienvenido es un asunto que concierne a
la salud pública, y se supone que no pueden haber congresistas ni
funcionarios públicos que se despachen tan supinamente sobre una
enfermedad que afecta a miles de peruanos, con o sin diagnóstico.
Finalmente, el Ministerio Püblico podría también intervenir: ese tal
Bienvenido está sembrando el terror. Si bien es cierto que para gran
parte de la ciudadanía el congreso y los congresistas están
terriblemente desacreditados, hay ciudadanos que siguen creyendo a pie
juntillas en ellos. "Son los padres de la Patria", dicen, por tanto sus
afirmaciones son leyes, con mayor razón si el objeto de la inquietud es
una enfermedad y el que argumenta es un médico. En un país como el
nuestro, tan necesitado de estudio, lectura y reflexión, no se puede
estar sembrando el terror a la lectura, única manera, dicho sea de paso
de evitar, a futuro, la proliferación de otros Bienvenidos.
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