domingo, 13 de noviembre de 2016

ERA UNA SINFONÍA

 
La muchanchada de la G-63, que sufrió y gozó de esos desfiles escolares de los años 60 en el Campo de Marte, lo podrán corroborar: a la hora de la verdad, mientras marcábamos el paso por la ahora llamada avenida de la Peruanidad y calles adyacentes, todo tenía que estar sincronizado. La banda de guerra era el alma, la marcha militar que “Vinagre” había cuidadosamente seleccionado tenía que empujarnos a los picos más altos de la autoestima, para convertirnos en guerreros dispuestos a dejar la vida en esos trances tan esperados por la guadalupanidad. Las promociones que nos antecedecieron nos habían dejado las vallas altas, nosotros no podíamos defraudarlos. Al amparo de esa cortina marcial, la escolta y batallones tenían que formar un haz de voluntades milimétricamente trabajadas. Una disonancia podía ser fatal para nuestras expectativas de cargar con todos los palmarés que se jugaban en los desfiles de Fiestas Patrias.
 
Las cosas siempre salieron redondas. Era el producto de un trabajo sistemático que empezaba en el mismo mes de abril, cuando se iniciaban las clases. Recuerdo a “Vinagre” recorriendo salones en busca de voluntarios para la banda, como los escrupulosos como fatigosos ensayos; como no escapa a mi memoria los esfuerzos de los instructores en las prácticas previas al desfile. Jugó a nuestro favor el hecho de haber sido Guadalupe un colegio militarizado. Con las elecciones de 1956 llegó a su fin la dictadura odriista, el Colegio recuperó la vigencia del color celeste de sus chompas, pero quedaron en reserva los viejos mauser, los escarpines, las fornituras, los cascos, el uniforme comando, los auxiliares de los viejos tiempos, y sobre todo las tradiciones, el espítiru ganador, la ansias de ver siempre al Primer Colegio Nacional de la República en los puestos de vanguardia en todos los ámbitos del quehacer educativo.
 
Mañana sábado 12 volveremos al Campo de Marte. 
 
El viejo colegio de la avenida Alfonso Ugarte está cumpliendo un año más de existencia y está programado un desfile por la avenida de la peruanidad. Los recuerdos afloran a borbotones, en especial de los condiscípulos que ya no podrán reeditar las viejas perfomances por habérsenos adelantadso en el obligado desplazamiento hacia La Habana. Para ellos, estas líneas pendencieras...

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