A pesar de que falta la última palabra del jurado nacional electoral, bien podemos aventurar algunos juicios. La choteada de Guzmán y de Acuña por el jurado electoral de Lima, es la victoria de la derecha tradicional, del gran capital nativo, de sus operadores políticos y tecnócratas apátridas, que desde los 90, sin mayores apremios, vienen llenándose las alforjas bajo las banderas del neoliberalismo impuesto a sangre y fuego por el fujimontesinismo.
Esa derecha no quiere huelguisos, advenedizos, que pongan en cuestión el reparto de la torta. Ambos son hijos de los tiempos que vivimos, pero sus patrocinadores no son los banqueros ni los extractivistas de siempre. Guzmán es el representante neto de una tecnocracia ultraliberal que en los 90, a la sombra del fujimontesinismo, tomó por asalto el Estado para servirle la mesa a sus padrinos, pero también para medrar del mismo. Unos y otros, no se olvide fueron o siguen siendo compañeros de prisión.
Esa tecnocracia ya no quiere ser segundona, quiere ser el primer violín, tiene sus propios auspiciadores, que no son los extractivistas y banqueros, pero que indudablemente, si de ponerle oídos a la música se trata, no se alejarán de las melodías que gustan al gran capital y a las transnacionales.
Acuña por su parte, es la hechura paradigmática del capitalismo salvaje impulsado a la sombra del neoliberalismo, en Lima y provincias. Para los hijos de ese proceso no hay leyes ni normas, mucho menos principios y valores. El todo vale es su bandera y en aras de la acumulación no hacen diferencias entre buenas y malas artes, entre los recursos bien habidos y los de origen dudoso. La expresión “hay plata como cancha”, simboliza ese espíritu, que algunos consideran emprendedor, pero que en el Perú es el referente de quienes no tienen parámetros para su quehacer social, basta que exista “plata como cancha” para ponerse en movimiento. La otra expresión clásica de estos tiempos: “que importa que robe si hace obras”, es prima hermana de la primera.
Los que se sacaron la lotería con el fujimontesinismo en los 90 y posteriormente con los Toledo, García y Humala, no quieren competencia, mucho menos hueleguisos. Por eso movieron todos sus resortes de poder: políticos, mediáticos, institucionales... y fueron lentamente pero con seguridad serruchándole el piso a los recién llegados. Las decisiones del jurado de Lima, sacando de juego a ambos candidatos es su victoria y desde ya trabajan febrilmente para que la choteada sea ratificada por el jurado nacional.
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