martes, 8 de marzo de 2016

EL TOQUE DE MUJER


La respuesta fue fulminante: "Qué ganamos - dijo la entrevistada- con que hayan más y más funcionarias o políticas si todas ellas piensan como hombres". No le faltaba razón a  la entrevistada, compañera de un connotado novelista europeo. En el Perú, desde los 90 para adelante han desfilado decenas y decenas de mujeres ministras o congresistas. Salvo excepciones, si alguna vez hubo una agenda de género ésta fue rápidamente enterrada por los intereses del capital, al cual hombres y mujeres han servido inmisericordemente en estos tiempos.

¿Un ejemplo concreto? La señora Fujimori, actual candidata presidencial y otrora primera dama de la dictadura fujimontesinista, nunca dijo esta boca es mía para defender los derechos de las mujeres. Igual actitud adoptaron sus compañeras de bancada, todas ellas protagonistas de los oprobiosos años que vivió el país, negros muy negros para las mujeres, esterilizadas a la fuerza, trozadas, perseguidas, torturadas, ninguneadas, ignoradas, como vilmente explotadas por el capital en los modernos centros productivos que surgieron en los marcos del neoliberalismo.

Cambiar el país, transformarlo desde sus raíces requiere de la presencia de los millones de mujeres que pueblan nuestro territorio, que se pongan de pie en defensa de su propia agenda de género, pero asimismo en pro de la conquista de los sueños de democracia, de bienestar, de seguridad plena, en concreto, de otro país, donde sean las grandes mayorías las rectoras de los anhelados cambios. La unidad popular de la que tanto se habla, pasa por la galvanización de las fortalezas de esos millones de hombres y mujeres, de Costa, Sierra y Amazonía.

A ese proceso creador y heroíco, las mujeres, parafraseando a la novelista Svetlana Alexiévich, Premio Nobel 2015, le sabrán poner sus colores, su iluminación singular, sus fragancias, sus sentimientos, es decir, ese toque de mujer que los varones muchas veces soslayamos o menospreciamos.

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