jueves, 26 de noviembre de 2015

UNA PROSTITUTA QUE SE LAS TRAE

 
En los años de la dictadura militar velasquista, a don Pablo Macera, reconocido historiador peruano, se le ocurrió decir que el Perú era un burdel. Casi lo cuelgan. El discípulo de Porras había usado el término como sinónimo de desorden, de anarquía, de desmadre. Craso error. Los burdeles de esos años, como los de ahora, - me refiero a los formales- son un ejemplo de organización. De lo contrario no serían un excelente negocio.

"En una casa de prostitución generalmente prevalece un orden, es decir se acata un horario establecido, existen jerarquías que se respetan, cada trabajador cumple su función: las chicas saben hasta donde se dejarán tocar, los cafichos están atentos a cualquier señal de su protegida, la mami maneja los hilos de la diversión", escribió el arquitecto Roberto Prieto Sánchez ( Guía Secreta, Barrios rojos y casas de prostitución en la historia de Lima, Ed Arte/Reda, Lima, 2009, p.114).

En otros términos: nada funciona al tun tun, todo tiene un precio establecido, en particular los servicios sexuales en sí, que pueden ser los regulares, o los especiales, dependiendo todo de los caprichos y los bolsiillos de los clientes. Sin contar, por supuesto, tragos, música o bailes.

No me extraña por ello que una prostituta limeña esté anunciando su incorporación a la vida política del país. Su lema: Para hacer del congreso un burdel respetable no está alejado de la realidad. Salvo honrosas excepciones, los congresistas de hoy han prostituido el quehacer político, parlamentario, del país 

¿Se acuerdan como en los años 90 la dupla Fujimori-Montesinos compraba votos y conciencias para hacer del fujimontesinismo una mayoría congresal? ¿O no vemos a diario como determinados congresistas se mueven en función de los intereses y caprichos de quienes auspiciaron sus candidaturas y que hoy, cual cafichos de nuevo tipo, les pasan la factura para que legislen contra los intereses y aspiraciones del pueblo?

Todo ello es de conocimiento de doña Ángela Villón, prostituta en actividad, presidenta del Movimiento de Trabajadoras Sexuales del Perú, y que se ha lanzado a la palestra política, en nombre de sus representadas, para según manifiesta machaconamente, hacer del congreso "un burdel respetable", transparente, al servicio de las mejores causas del país y de sus mayorías nacionales.¿Lo logrará?

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