viernes, 30 de octubre de 2015

UNA GRAN BATALLA DE IDEAS


La derecha peruana, inquieta por no haber podido fraguar candidaturas unitarias, ha comenzado a serrucharse el piso entre sí, tratando de debilitar la presencia de alguno de los personajes que desde el conservadurismo y la reacción se disputa el mismo electorado con el que pretenden llegar al palacio de Pizarro. Pedro Pablo Kuczynski (PPK) ha sido la víctima de los últimos días. Se le enrostra su avanzada edad, como otros han fijado la atención en el color de su piel o en la doble nacionalidad que posee.

Debe saberse, sin embargo, que en el campo de la política, ni la edad, sexo, color de la piel, estatura, peso, religión o formas de hablar son trascendentes. Lo que interesa principalmente son las ideas, las propuestas, el programa, la visión de mundo, la ética y la consecuencia para llevar todo ello a la práctica. PPK,  pesar de sus amagues populistones de las últimas semanas no ha dejado de ser un caimán que vive en las mismas aguas estancadas de la derecha. Si sus adversarios de la derecha criticaran  conscientemente sus propuestas, estarían ellos mismos mordiéndose la mano  No tienen por ello otra forma de golpearlo que metiéndole diente al tema de su edad y sus probables achaques.

En las actuales circunstancias, desde el campo del pueblo,  el quid del asunto está en si los futuros mandatarios continúan o no con el modelo económico vigente desde los 90, impuesto a sangre y fuego por el fujimontesinismo; y si por consiguiente los millones de peruanos vamos a seguir soportando las iniquidades sociales, políticas, culturales, ideológicas, que le son consustanciales, como lo son también la presencia explosiva de la criminalidad, la corrupción, el narcotráfico y la depredación ambiental en la cotidianidad del país.

Que la señora Fujimori fintee un recule en sus posiciones;  o el que el señor García pretenda aparecer como el campeón de la lucha contra la corrupción con todos los anticuchos que lleva encima; o que los candidatos Toledo y Acuña, palabras más o palabras menos,  sigan jugando a lo que se conoce como la leyenda del artista - "conozco la pobreza porque salí de ella"- no son más que viejos recursos para encandilar incautos.

La izquierda tiene también aquí un serio desafío. Corre a su favor el hecho de que el capitalismo y su modelo neoliberal estén severamente cuestionados desde campos que no son justamente los de sus impulsores a nivel planetario y local. Pero es indispensable que desde un adecuado conocimiento de los mismos entrampamientos, limitaciones e incongruencias del orden establecido, la izquierda, sus candidatos, voceros e ideólogos demuestren su solidez programática,  la vigencia de sus ideas de cambio y transformación que el país y sus pueblos están exigiendo. En eser sentido, la lid electoral debe ser convertida en una gran batalla de ideas.

Ténganse en cuenta que en esa esfera, la derecha, sea cual sea el ropaje que adopte, y su tecnocracia, no tienen nada nuevo que ofrecer. Su batería programática está agotada, lo demuestra la administración del comandante Humala y su consorte, que en resumen no han hecho otra cosa que navegar en las mismas aguas fétidas dejadas por sus ancesores. 

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