martes, 2 de diciembre de 2014

NO SEAMOS INCAUTOS

A pesar de los últimos reveses en el poder judicial, el inquilino privilegiado de la Diroes debe estar ñato de risa. 

Kenji, su hijo predilecto, alumno precoz de Montesinos, acaba de poner las cosas en su sitio: el fujimorismo es uno solo, ha dicho para que lo escuchen todos. Agregando, altisonantemente, que su padre es el líder histórico del movimiento y su hermana Keiko es la que parte hoy el jamón.

La aclaración es sumamente importante, sobre todo porque en las últimas semanas se especulaba con la existencia de dos corrientes en el fujimontesinismo: una, encabezada por el caco, representando la línea dura, recontraderechista; mientras que la otra, supuestamente liderada por la señora Keiko, buscaba tomar distancia de la nefasta herencia de los 90 para modernizar su organización y ponerla a tono con los vientos liberales y democráticos que soplan en algunas tiendas gran y pequeño burguesas.

Es decir, así como hay quienes ilusamente buscar diferenciar a Fujimori de Montesinos, para reventarle cuetes al primero y negar al segundo, de la misma manera, existen sectores que quieren encontrar 2 alas a Fuerza Popular, como si la realidad no indicase que todos, sin excepción, viven y beben de las mismas fuentes antidemocráticas, entreguistas, antipopulares y corruptas en las que se incubaron y desarrollaron las fuerzas encabezadas por el caco y su compinche.

Que a nombre de Fuerza Popular dicha corriente sea partícipe de la democracia burguesa y su Estado de derecho, no la hace automáticamente una fuerza democrática. La experiencia nacional e internacional indican que las fuerzas más retardatarias,incluyendo al fascismo, sin abdicar de sus fundamentos ideológicos y políticos, pueden, sin mayor esfuerzo incorporarse al juego democrático burgués al que convierten en cobertura ideal para sus zarpazos. 

Esto último fue lo que hizo la pareja malévola en los años 90. Ganaron las elecciones y en 1992 hicieron caca del Estado de derecho para poner en marcha un plan siniestro que le abrió cancha al neoliberalismo - al que ellos y la gran burguesía que los apoyó le sacaron tronchas y más tronchas- al mismo tiempo que ensangrentaban el país imponiendo el terror, mientras hacían flecos del erario nacional.

No seamos entonces incautos. El fujimontesinismo nació como una excrecencia de la crisis del sistema, muy bien lubricada por sectores del gran capital que a partir de ese momento se entronizaron en el mando de nuestra economía y sociedad, y que con el restablecimiento del estado de derecho en el 2000 se amoldaron a los nuevos tiempos, aunque sin dejar de añorar los viejos, a los que quisieran regresar para tener las manos libres y seguir haciendo de las suyas.

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