martes, 23 de diciembre de 2014

LA DEMOCRACIA DE LAS CALLES

La ley 30288, con la que se pretende despellejar a los jóvenes peruanos, sigue vigente porque todavía no ha sido formalmente derogada, pero ha perdido legitimidad en las calles y plazas de las principales ciudades del país. El rechazo multitudinario a dicha norma, en especial en la movilización de ayer, en Lima, le ha quitado peso, trascendencia, consenso, que es fundamental, en un Estado de Derecho para una justa aplicación de una ley.

El pueblo, democráticamente en movimiento, las juventudes en acción, le han quitado filo a la intentona reaccionaria de la derecha y su gobierno de imponerle a los jóvenes un indecente régimen laboral, contrario en la letra y en el espíritu a lo establecido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

¿Qué dice la OIT sobre lo que debe entenderse por trabajo digno?

Su definición es muy clara: "Significa contar con oportunidades de un trabajo que sea productivo y que produzca un ingreso digno, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración a la sociedad, libertad para que la gente exprese sus opiniones, organización y participación en las decisiones que afectan sus vidas, e igualdad de oportunidad y trato para todas las mujeres y hombres".

La cuestionada ley 30288 está en las antipodas de lo que sostiene la señalada entidad de las Naciones Unidas.

Por eso es que afirmamos que si la gran movilización del jueves 18 de diciembre liquidó la ley laboral juvenil, la de ayer lunes 22 la sepultó multitudinariamente. Poco o nada importaron las arengas de la rechazada pareja presidencial para que la juventud se tragase el sapo sin más ni más, como repudiada fue la maniobra del señor Urresti, que confundiendo la indignación ciudadana con los desplazamientos de las barras bravas, pretendió parametrar las primeras aunque con ello se llevase de encuentro los derechos ciudadanos a la protesta. 

La juventud está a las puertas de la derogatoria formal de la repudiada ley. Hay mociones congresales que van en ese sentido y el propio gobierno comienza a presentar desencuentros que ahondan su debilidad. La cuadrada pública de la señora Jara al ministro Urresti, con el retroceso de éste en sus cuartelarias intenciones de verticalizar la movilización de ayer en Lima; y, la expresión de disconformidad de la señora Marisol Espinoza, vicepresidenta de la República, en relación a la ley: “El trabajo tiene que ser digno, que ayude a las personas y evite la precarización" ha dicho, evidencian contradicciones que no pueden pasarse por alto.

Divorciados del pueblo, alejados radicalmente de sus propuestas iniciales con las que cautivó a su electorado, la pareja presidencial se encuentra más sola que nunca. Mientras tanto, el ejercicio democrático directo, de masas, en calles y plazas, está fortaleciendo al pueblo, a las juventudes que están incorporándose de facto a la lucha política. Las fiestas de fin de año no pueden enfriar el ánimo ni el entusiasmo de las masas populares que están a un paso de una gran victoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario